En total, 22 pueblos perdieron población (352 personas) y 26 crecieron por debajo del 1,6% que aumentó la población andaluza el año pasado. Atajate, que disminuyó un 15% su padrón (142 personas lo habitan) y Salares (un 7% de descenso, con 191 registrados en total) son los pueblos que más han sufrido la sangría estadística.

Interpretación

Índice de progreso: Estas cifras son un indicador de la situación económica y de las expectativas que malagueños e inmigrantes extranjeros se hacen a la hora de desarrollar su vida. De esta forma, las migraciones se producen siempre hacia las zonas con más oportunidades. Y el escenario que dibujan los números es el de la continuidad de la brecha entre interior y litoral. La población sigue agolpándose junto al mar, donde se ubican los motores de la próspera economía malagueña: turismo y ladrillo.

En el gráfico se observa el aumento de habitantes del litoral, así como en la comarca del Valle del Guadalhorce. Los pueblos de la Serranía de Ronda, y algunos de la Axarquía, pierden.

Riesgos de la economía: El secretario provincial de CC OO, Antonio Herrera, subrayó en diciembre del año pasado que es necesario un cambio en el sector productivo de la provincia, ya que el turismo es muy sensible a factores internacionales (guerras y competencia con otros países) y la construcción se mantiene a un ritmo difícil de mantener. El 16% de los trabajadores de Málaga están ocupados en el ladrillo y «podríamos enfrentarnos a problemas de orden público» si este sector se viene abajo, recalcó Herrera.

Muchos ancianos en la Serranía

Los pueblos que más población pierden están también entre los que mayor porcentaje de mayores de 65 años registran. En la Serranía de Ronda, el promedio de ancianos oscila entre el 35% de Genalguacil y el 22% de Cañete La Real respecto al total de los empadronados. En el otro extremo, ninguna comarca destaca por su concentración de jóvenes. El municipio con más menores de 20 años es Alhaurín de la Torre (26%).