En la mayor parte de los casos, las pacientes alegaron daños psicológicos para no llevar a término su embarazo. Este tercer supuesto comenzó a aceptarse en marzo de 2006, lo que ha hecho multiplicar por tres la cifra del año anterior. Desde entonces y hasta el pasado mes de diciembre, se practicaron 146 abortos, 80 de ellos por causa materna.
La depresión y los trastornos de personalidad son las principales razones para proceder a la interrupción voluntaria en el 87% de estos casos. El 13% restante fue debido a patologías orgánicas como hipertensiones severas, tratamientos de quimioterapia o cánceres, que ponían en riesgo la vida de la mujer gestante. En su mayoría, las intervenciones no requieren ingreso hospitalario ya que se realizan mediante cirugía rápida, ambulatoria, de manera que a las tres horas la paciente es dada de alta.
Por regla general, la técnica empleada es la de legrado aspiración, que no necesita anestesia. A las 24 horas, la mujer debe pasar por el Centro de Orientación Familiar de Coia (COF) donde le realizarán el seguimiento. Aquí están muy satisfechos con el programa e insisten en la necesidad de prevención con anticonceptivos.
Las más jóvenes van a la privada
El Centro Xove de Saúde Sexual de Vigo recibe alrededor de ocho consultas al mes de chicas que quieren poner fin a un embarazo no deseado. La mayoría son jóvenes de entre 18 y 22 años que buscan asesoramiento, intimidad y quieren abortar a espaldas de sus padres. Aquí obtienen un informe social con el que las clínicas privadas llegan a rebajar el precio de la intervención a la mitad. Una interrupción de embarazo puede costar entre 400 y 600 euros.
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