La Audiencia impone 4 años de cárcel a un hombre acusado de matar a un falso médico que le acosó sexualmente

La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a un hombre a cuatro años de cárcel por matar a otro, un falso médico peruano que le acosó sexualmente cuando le acogió en su casa durante unos días tras prometerle trabajo en un restaurante. El jurado popular que lo juzgó lo declaró culpable de la muerte, aunque "sin intencionalidad". El acusado indicó en la vista que se defendió de una agresión sexual, y que su pretensión no era matar a nadie.

La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a un hombre a cuatro años de cárcel por matar a otro, un falso médico peruano que le acosó sexualmente cuando le acogió en su casa durante unos días tras prometerle trabajo en un restaurante. El jurado popular que lo juzgó lo declaró culpable de la muerte, aunque "sin intencionalidad". El acusado indicó en la vista que se defendió de una agresión sexual, y que su pretensión no era matar a nadie.

Así, el tribunal condena a este hombre por un delito de homicidio, con la concurrencia de dos circunstancias atenuantes: haber actuado bajo estímulos tan poderosos que le provocaron un arrebato; y por su confesión y colaboración con el esclarecimiento de los hechos. Así mismo, le condena al pago de una multa de 150 euros por una falta de hurto, ya que se apropió del teléfono móvil de la víctima; y a abonar, en calidad de indemnización, 6.000 euros a cada uno de los cinco hermanos de la víctima.

Los hechos se remontan a junio de 2014 —tal y como recoge la sentencia, tras declararlo probado el jurado—. Ese día, el acusado, natural de Marruecos y de 25 años en la actualidad, conoció a la víctima, de 68 años y detenida anteriormente en Francia por supuesto intrusismo, en un tren procedente de Barcelona con destino a Valencia. Durante el trayecto, la víctima le ofreció trabajo en un restaurante que dijo tener en la ciudad de Valencia.

El acusado se interesó entonces por la oferta, y antes de llegar a la estación de Sagunto, donde se apeó para seguir hasta Teruel, donde residía, quedó con la víctima en ponerse en contacto con ella en fechas posteriores a través de los teléfonos de ambos, cuyos números se habían facilitado.

Transcurridos unos días, el 18 de junio, el acusado se desplazó en autobús desde Teruel hasta Valencia, donde le esperaba la víctima en la estación, y por la tarde, después de acompañarle por distintos lugares, le llevó a la habitación única donde residía, ubicada en la calle Venezuela, que compartía con otras dos personas naturales de Bolivia.

El acusado y la víctima pernoctaron en la habitación, y al día siguiente deambularon por varios lugares de la capital sin que, en ningún momento, fueran al restaurante ofrecido para trabajar. La víctima se excusaba en distintos pretextos.

Por la noche, después de haber comido en un parque lo que habían comprado en un supermercado, a las 20.35 horas durmieron los dos en la misma habitación, en la que el acusado se acostaba en la única cama existente y la víctima en el suelo.

Estado de conmoción

En la mañana del día 20, el acusado se despertó sobresaltado y pudo ver a la víctima como se aproximó a la cama donde dormía e intentó bajarle los pantalones. En un momento dado, éste se abalanzó hacia su boca, intentado besarle, mientras que con la otra mano le tocaba los genitales, lo que le generó una mezcla de "terror" y "asco" tan poderosa que le produjo un estado de conmoción.

El acusado, con la única intención de quitarse a la víctima de encima y evitar un mal propio, le cogió de la toalla que llevaba en el cuello y la apretó hasta que vio que sus ojos se inyectaban en sangre y comenzaba a sangrar por la nariz. Luego lo soltó y lo tiró al suelo.

Seguidamente abandonó la vivienda, tras coger el teléfono de la víctima. El 4 de octubre de 2012 fue detenido en Tarragona saliendo de su domicilio. Durante el arresto, no opuso resistencia y colaboró desde el primer momento con los agentes, prestando declaración voluntariamente en sede policial.

La víctima era un "farsante, un mentiroso y llevaba una vida basada en el engaño, realizando negocios dudosos", recoge el tribunal. El jurado le consideró culpable de la muerte de la víctima, aunque concluyó como procedente la aplicación del beneficio de remisión condicional y la petición de indulto total o parcial.

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