Mañana sábado tendremos la suerte de observar un eclipse total de Luna en unas condiciones tan favorables para la Península que no se volverán a repetir hasta 2029.

Los eclipses lunares ocurren cuando la Luna, la Tierra y el Sol se alinean en el mismo plano de forma que nuestro planeta oculta los rayos solares a la Luna.

En realidad, este alineamiento ocurre cada mes durante la Luna llena, pero como no nos movemos en el mismo plano –ya que la órbita de la Luna está inclinada 5º– la alineación no siempre es perfecta y es por eso que no hay un eclipse cada mes.

La Tierra proyecta una sombra o umbra y una penumbra, menos oscura y que rodea a la umbra.

Cuando la Luna entre en la penumbra se iniciará la fase penumbral, prácticamente imperceptible para el ojo humano.

Más tarde entrará en la umbra (22.30 horas), oscureciéndose poco a poco toda su superficie y dando comienzo a la fase parcial.

Una vez que penetre por completo en la umbra se iniciará la fase total (comenzará a las 23.44, alcanzará el máximo a las 0:20 del domingo y finalizará a las 0.57).

La Luna se tornará rojiza por el grado de polvo en suspensión de la atmósfera, normalmente expulsado por los volcanes.

Algunos rayos solares son reorientados hacia la Luna al atravesar las capas de nuestra atmósfera.

Éstos se tornarán más oscuros cuanta mayor sea la opacidad de las capas, lo que lo convierte en una forma indirecta de observar la contaminación global.

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Con prismáticos y telescopio

El eclipse será visible plenamente desde Europa y se podrá observar en África y Asia occidental, mientras que desde América y Oceanía tan sólo se podrá seguir una parte.

Será perceptible perfectamente a simple vista, pero para disfrutarlo al completo es recomendable el uso de prismáticos y telescopios.

Para fotografiarlo, la sensibilidad recomendada es a partir de ISO200 y un teleobjetivo de al menos 135 mm.

No se debe disparar en modo manual, sino con un temporizador.