El Centro de Historias de la capital aragonesa inaugura esta tarde la exposición 'Un viaje de mil demonios (y un par de ángeles)' que recoge la trayectoria del artista Andrés Rábago, El Roto. La muestra se organiza a través de la Sociedad Municipal Zaragoza Cultural, con la colaboración del Ayuntamiento de Hospitalet y el Centro de Arte Santa Tecla.

El consejero de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco, y el artista Andrés Rábago han presentado la exposición, que propone un recorrido a través de las obras más relevantes del artista y sus seudónimos OPS y El Roto, y se podrá visitar hasta el 18 de mayo.

Andrés Rábago (Madrid, 1947) colabora, como OPS o El Roto, en revistas de análisis político, cómic, satíricas, y en periódicos, desde hace años en El País. Es autor de más de una veintena de libros e ilustrador de varias obras, principalmente de su amigo Manuel Vicent. Ha realizado noventa exposiciones individuales, tanto de sus dibujos como de sus pinturas (que firma como Andrés Rábago), las últimas este mismo año en Nueva York y Chicago.

A lo largo de su carrera ha recibido galardones como el Premio Francisco Cerecedo de periodismo (1993), el Premio al Pensamiento de Cambio 16 (1995), el Premio al Mérito Urbanístico del Club de Debates Urbanos (1997), el Premio Gato Perich (1997), el Premio Julián Besteiro de las Artes y las Letras (2005), la medalla FAD (2006) o el Premio Asociación Pro Derechos Humanos (2011).

A mediados de los años 60 del pasado siglo, Andrés Rábago emprendió un viaje personal y se valió, en primera instancia, de un seudónimo, OPS, que empezó a hacerse su hueco en las publicaciones más críticas con la dictadura. Fue en los 70 cuando se dejó ver como El Roto, una criatura que deseaba cumplir un servicio público y social: quebrar la condición del individuo-masa para arrancar a los ciudadanos de su posición de meros espectadores.

OPS y El Roto llegaron a transitar juntos una parte del camino, pero mientras el primero deambulaba en el dibujo y la pintura, por ámbitos más estéticos, colindantes con la poesía visual, el segundo se iría afianzando como una de las firmas españolas más implicadas en reconstruir una cohesión comunitaria y con la reivindicación del concepto de persona.