El lujo veneciano de Veronés, en cincuenta exquisitas obras

  • Paolo Caliari (apodado Veronés) se convirtió en Venecia en uno de artistas más prestigiosos y deseados del siglo XVI.
  • Una exposición en la National Gallery de Londres aborda la trayectoria del autor con destacados retratos, retablos, alegorías y escenas mitológicas.
  • Sus obras cargadas de majestuosidad —representativas de la prosperidad veneciana de la época—  son un celebración de color, espacio y movimiento.
'Perseo y Andrómeda' (1575-80), una de las obras de Veronés exhibidas en Londres
'Perseo y Andrómeda' (1575-80), una de las obras de Veronés exhibidas en Londres
Musée des Beaux - Arts, Rennes (1801-1-1) - © MBA, Rennes, Dist. RMN/Adélaïde Beaudoin
'Perseo y Andrómeda' (1575-80), una de las obras de Veronés exhibidas en Londres

En los monumentales cuadros de Veronés los trajes y los vestidos destacan por el lujo de sus telas; las joyas brillan, los elementos arquitectónicos enmarcan la escena de modo armónico, los dorados aportan calidez y los personajes adoptan con descaro las posturas físicas más extremas. Cada pintura es una celebración de color, espacio y movimiento.

Paolo Caliari (1528-1588), conocido como Veronés por su lugar de procedencia, llegó de muy joven a Venecia para desarrollar su talento en pleno inicio del manierismo y allí se convirtió en uno de los artistas más prestigiosos y deseados del siglo XVI. Sus obras cargadas de majestuosidad ilustraron en la región del Véneto de iglesias y edificios públicos a mansiones y casas palaciegas.

Con medio centenar de las exquisitas pinturas, la National Gallery de Londres inaugura el 19 de marzo la exposición Veronese: Magnificence in Renaissance Venice (Veronés: Magnificencia en la Venecia Renacentista). La selección —que se exhibe hasta el 15 de junio— aborda cada etapa de la trayectoria del artista con representativas piezas entre las que hay retratos, retablos, alegorías y escenas mitológicas.

'La adoración de los Reyes', 'El martirio de San Jorge', 'La bella Nani'...

Trabajos tan famosos como El martirio de San Jorge (datado en torno a 1565) y Matrimonio místico de Santa Catalina (1565-70) —dos retablos que se encuentran entre las obras más célebres de Veronés— se combinan con otros seculares de la misma época como La familia de Darío ante Alejandro (1565-67), una veterana joya del catálogo de la pinacoteca inglesa.

También está presente La adoración de los Reyes (1573), uno de los cuadros más admirados del italiano. La National Gallery lo ha restaurado recientemente y lo exhibe ahora junto un retablo del mismo tema creado también por Veronés ese mismo año para la iglesia de Santa Corona en Vicenza. Las obras no han sido expuestas juntas nunca desde que salieron del estudio del artista.

De entre los retratos destacan tres de los más espectaculares que pintó y que corresponden a su llegada a Venecia. Dos de ellos titulados Retrato de un caballero (uno de alrededor del año 1555 y otro de entre 1560 y 1565) y el poético Retrato de mujer, más conocido como La bella Nani (1555-60).

Problemas con la Inquisición

Preocupado siempre por la escenografía, introdujo pórticos, columnas y otros elementos arquitectónicos como marcos para dar todavía más fuerza a las figuras y hacerlas protagonistas indiscutibles del color y de la luz. Tanto en un retrato como en una escena bíblica, nunca se privó del lujo.

La lasitud con que trató temas religiosos incluso le causó problemas con la inquisición: en su festiva representación de La Última Cena (con varios animales, bufones y montones de invitados en animada conversación situados en balaustradas) en 1573 tuvo que dar explicaciones sobre las excesivas libertades que se había tomado de la representación. El tribunal inquisidor le ordenó eliminar elementos que consideraban trivializantes para un momento tan dramático de la vida de Cristo, algo a lo que se negó Veronés. El pintor sencillamente cambió el título original  por otro, Cena en casa de Leví.

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