La tradición de colocar imágenes religiosas en las esquinas y en los cruces de caminos es tan vetusta que ya en la antigua Grecia los ciudadanos encomendaban su suerte a las efigies de Hermes, patrón de los caminantes (y, aunque no venga al caso, de los ladrones).

En Málaga se conocen pocos altares callejeros. Resulta curioso que la capilla de la calle Agua se alzara sobre lo que un día fue el cementerio musulmán. Hace unos años, en las obras del solar de enfrente aparecieron varios esqueletos tumbados y mirando hacia La Meca.

Ignoro si en el siglo XIX, cuando se construyó el pequeño altar para exponer al antiguo Cristo de la Expiración, aparecieron infieles sorprendidos en su descanso eterno. Las imágenes de la cofradía de El Rescate llegaron al altarcito en 1951.

Hay vecinos del barrio de La Victoria que llevan medio siglo persignándose ante ellos. A veces el camino es demasiado pesado para recorrerlo sin ayuda de lo sobrenatural, tenga el signo que tenga.

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