Martin Scorsese, el eterno nominado que puede dar el golpe

El director de obras maestras como Taxi Driver y Buenos Muchachos ha sido nominado al Oscar por octava vez. Las últimas siete, la suerte y sus colegas le dieron la espalda. Si existe justicia en el mundo del cine, este año alzará su primera estatuilla gracias a Infiltrados.

Este domingo Hollywood tiene una oportunidad histórica: podrá entregarle a Martin Scorsese el Oscar a mejor director y acabar de una vez por todas con una de las injusticias más grandes que haya parido el cine americano.

La catarata de desencuentros entre Scorsese y Hollywood empieza con la nominación por Toro Salvaje (1980). Aunque el film le sirvió a De Niro para ganar el Oscar a mejor actor, Scorsese perdió el de mejor director a manos de Robert Redford y su Gente corriente. Luego vendría La última tentación de Cristo (1988), polémico film que le valió se segunda nominación como director que finalmente se llevó Barry Levinson por Rain Man.

Sólo dos años más tarde, en 1990, el verdugo de Scorsese sería Kevin Costner quien le arrebataría el galardón de mejor director con su película Bailando con lobos (Scorsese estaba nominado por la mítica Buenos Muchachos). Con La edad de la inocencia (1993), perdería la estatuilla de mejor guión frente a Steve Zaillian y si Lista de Schindler.

Lo de Gangs of New york (2002) fue, si cabe, todavía más grave. La película, cuyo célebre eslogan era "América se forjó en las calles" (y que termina con un plano de las Torres Gemelas), tuvo un presupuesto de más de cien millones de dólares y recibió la friolera de diez nominaciones, incluyendo mejor película, mejor director y mejor actor. El resultado: cero estatuillas y un nuevo escándalo. Esta vez el premio cayó en manos de Roman Polanski por El Pianista.

Hace justo un año, El Aviador, con once nominaciones también finteaba la suerte de Scorsese. La octava nominación llega ahora con Infiltrados que compite en cinco categorías, entre ellas, como no, la de mejor director. Este año, sin embargo, podría ser diferente.

Lao octava, ¿será la vencida?

Todo parece indicar que este año podría ser, por fin, el año de Scorsese. A comienzos de febrero recibió el premio del sindicato de directores, integrado por 13.400 afiliados. Por regla general, quien se alza con este premio termina llevándose el Oscar. Scorsese lo sabe.

El año donde todos creían que ganaba (en 2005, por El Aviador) y nadie pensaba en Eastwood, Clint se llevó el premio de directores y posteriormente también el Oscar. Y la vez anterior pasó lo mismo: parecía que ganaba con Gangs of New York, pero el premio del sindicato se lo llevó Polanski y otra vez sopa: el polémico Roman ganó el Oscar por El Pianista.

El visto bueno de sus compañeros de oficio son una excelente señal: los votos del sindicato de directores coincidió con los votantes de la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood en 52 de las 58 ediciones de los premios. Scorsese no es el primer grande al que la Academia le niega sus honores.

Entre los directores que no disfrutaron del beneplácito de Hollywood figuran nada más y nada menos que Alfred Hitchcock, Federico Fellini e Ingmar Bergman.

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