La CHE trabaja en un proyecto para extraer grava en zonas afectadas por crecidas del Ebro

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), Xavier de Pedro, ha recordado este martes que el organismo está redactando un proyecto para poder extraer grava del cauce en aquellas zonas que se ven afectadas por crecidas del Ebro.
El Ebro ha inundado una zona de paseo en la ribera de Zaragoza
El Ebro ha inundado una zona de paseo en la ribera de Zaragoza
EUROPA PRESS
El Ebro ha inundado una zona de paseo en la ribera de Zaragoza

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), Xavier de Pedro, ha recordado este martes que el organismo está redactando un proyecto para poder extraer grava del cauce en aquellas zonas que se ven afectadas por crecidas del Ebro.

Este proyecto "tiene que cumplir todos los requerimientos medioambientales" y se trata de llevar a cabo, "periódicamente", limpiezas en el cauce en zonas "puntuales" y cumpliendo "todas las garantías medioambientales", dado que en las crecidas del último año se ha comprobado que existen zonas con "una sobreelevación del lecho por acumulación excesiva de gravas" que generan problemas de inundaciones ante las avenidas del río.

Así lo ha indicado De Pedro en declaraciones a los medios de comunicación, tras presidir la Junta de Gobierno de la CHE, para insistir en que el episodio de crecida que se está registrando esta semana es de carácter ordinario y no causará afecciones importantes a su paso por la Ribera Baja.

"La avenida que hemos tenido estos días, y que todavía no ha terminado de pasar su punta más alta por la Ribera Baja, no pensamos que vaya a causar afecciones importantes", dado que "no es un caudal suficiente" para provocar daños en las motas y defensas, si bien "sí habrá algunas inundaciones en campos que no están protegidos, pero es una situación de relativa normalidad cuando hay una crecida".

De esta forma, ha recordado que la Confederación ya ha acometido actuaciones de emergencia en municipios como Novillas, Pradilla, Boquiñeni, Cabañas de Ebro o Pina y estudia ahora las zonas donde se puede extraer gravas "para mejorar la sección del cauce del Ebro en su tramo medio ante avenidas".

En todo caso, De Pedro ha observado que las inundaciones son un fenómeno "natural y es imposible evitar daños ante una riada importante", aunque la CHE intenta minimizar los daños analizando "las zonas potenciales de riesgo significativo", evaluando el impacto que podría tener una crecida en estas zonas y estudiando medidas "estructurales y de carácter territorial que se puedan establecer para evitar daños".

Ofrecen garantías

Respecto a las acciones de limpieza que ya se han ejecutado, el presidente de la CHE ha comentado que esta riada "no es una prueba de fuego" para estas actuaciones y, como ejemplo, ha apuntado que la mota situada en Boquiñeni "ofrece garantías ante una avenida muy superior a la que tenemos en la actualidad", como también la redistribución de gravas acometida en Pradilla, que "está siendo efectiva". Este conjunto de medidas "tratan de minimizar daños, pero una garantía absoluta nunca darán", ha afirmado.

Sobre la reiterada petición de los alcaldes de municipios de la ribera para actuar en el cauce del río, De Pedro ha alegado que la Confederación "está como en un sándwich, por un lado están los alcaldes y ribereños que reclaman la máxima limpieza de los ríos y, por otro, tenemos a los medioambientalistas que requieren la máxima garantía de protección medioambiental, que la Red Natura ya ofrece".

La Confederación "trata de cumplir ese equilibrio, pero ni el río Ebro es un canal que se pueda dragar libremente, ni tampoco no se puede tocar. Hay que buscar ese punto de equilibrio" y el pasado año, ha remarcado, "con la gestión de los embalses, la CHE consiguió disminuir en mil metros cúbicos por segundo las avenidas", por lo que el organismo "hace todo lo posible por minimizar" sus efectos y, a la vez, "cumple la legislación medioambiental", ha concluido.

Según los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Ebro, el caudal del río desciende y se encuentra en los 1.268 metros cúbicos por segundo en la capital aragonesa, con una altura de 3,82 metros.

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