Ya contábamos hace unos días que las cocinas de esta temporada despiden el frío minimalismo y apuestan por colores, materiales, muebles y textiles para recuperar las sensaciones más acogedoras. Porque la cocina es un espacio para todos, de ir y venir, de quedarse, de sentarse y, claro, de trabajo, o sea, para cocinar.

La cocina es pues uno de los rincones de la casa que más trajín tiene y eso –como explican desde el canal de decoración y reformas de Fotocasa– debemos tenerlo en cuenta a la hora de elegir el suelo, ese suelo que tantas pisadas va a recibir.

Hay muchos suelos que por su dureza pueden ser adecuados para colocar en una cocina: porcelánicos, de parquet sintético, de microcemento o incluso de PVC. Debe ser duradero, nos debe entrar por los ojos, pero además debe ser un suelo fácil de limpiar y que disimule la suciedad. Estas son tres opciones de suelos bellos y prácticos.

Juntas de color oscuro

Las juntas de las baldosas son lo más difícil de mantener limpio, tanto en la cocina, como en el baño. Tienden a acumular suciedad y ennegrecerse. Por eso mismo, elegir una junta de color oscuro como gris o negro, facilitará su mantenimiento a lo largo del tiempo y nos evitará tener que pintar las juntas de blanco cada dos por tres.

Baldosas de color claro

Los colores oscuros son más limpios que los claros… o no. El polvo es de color gris o beige claro, por eso, elegir colores similares al del polvo hará que no destaque. Por eso el gris claro y el beige son buenos compañeros de las cocinas, además de ser fácilmente combinables. También el turquesa puede ser una buena opción. Todo vale mientras no apostemos ni por el negro ni por el blanco para el suelo.

Con trama o dibujo haciendo aguas

Otra opción es apostar por suelos con trama o dibujo de aguas, como los de microcemento o de parquet de madera sintética, que ayudan a disimular las manchas y, además, resultan muy resistentes a los golpes y a la humedad.