La base del Ejército en la Antártida reabre sus puertas para la campaña científica durante el verano austral

La base 'Gabriel de Castilla' que el Ejército de Tierra mantiene en la Isla Decepción, en la Antártida, ha reabierto sus instalaciones con el objetivo de garantizar las labores de investigación científica durante el verano austral, aproximadamente hasta mediados de febrero.
Miguel Motas Guzmán, en la Antártida
Miguel Motas Guzmán, en la Antártida
MIGUEL MOTAS
Miguel Motas Guzmán, en la Antártida

La base 'Gabriel de Castilla' que el Ejército de Tierra mantiene en la Isla Decepción, en la Antártida, ha reabierto sus instalaciones con el objetivo de garantizar las labores de investigación científica durante el verano austral, aproximadamente hasta mediados de febrero.

Entre los investigadores se encuentra el profesor titular del área de Toxicología de la Universidad de Murcia (UMU), Miguel Motas Guzmán, quien estudiará la presencia en la zona de contaminantes orgánicos derivados de los plásticos que han sido descubiertos recientemente y cuyo efecto podría ocasionar desde problemas reproductivos hasta problemas en el sistema nervioso, en función de su concentración.

Seis miembros del XXVII contingente del Ejército de Tierra que participa en la Campaña Antártica desembarcaron el pasado 7 de enero para proceder a la inspección y apertura de las instalaciones de la base, mientras que dos científicos realizaron el necesario control sismovolcánico de la isla.

Al día siguiente, y tras la descarga del material desde el buque brasileño Ary Rongel, se izó la bandera española con la asistencia de todo el personal científico y militar y también los oficiales y científicos del barco.

Según informa el Ejército de Tierra, desde entonces se han llevado a cabo los trabajos para el abastecimiento de agua a la base, limpieza de la nieve acumulada en las zonas de tránsito, acondicionamiento del botiquín y activación de la línea telefónica a través del recién instalado satélite TLB-50. También se han montado y acondicionado las embarcaciones y motores fuera borda y se han reparado los vehículos que presentaban alguna avería, entre otras tareas.

Pero aunque los militares continúan con la colocación del material desembarcado y la puesta a punto de las instalaciones, el personal científico se encuentra desde el 10 de enero realizando ya tareas propias de sus respectivos proyectos de investigación.

Durante la presente campaña, serán el Museo Nacional de Ciencias Naturales del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Facultad de Ciencias (Departamento de Geología) de la Universidad de Alcalá de Henares, la Facultad de Ciencias (Departamento de Matemáticas) de la Universidad de Cádiz y el Instituto Andaluz de Geofísica de la Universidad de Granada los que desarrollen sus proyectos de investigación.

Investigación de la umu

El investigador murciano Miguel Motas estudiará los contaminantes denominados ftalatos, perfluorados y bisfenol A, que están presentes en los plásticos y envases de uso doméstico y cotidiano. Estos compuestos reciben el nombre de contaminantes 'emergentes' porque su descubrimiento "es muy reciente" y, de hecho, se les ha empezado a dar importancia en el último año, cuando se ha empezado a estudiar su efecto en humanos.

En declaraciones a Europa Press, Motas explicó que estos compuestos plásticos son utilizados por la industria y se dispersan por mar y aire, por lo que "tarde o temprano llegan a los polos", por ejemplo, a través de la nieve. De momento, los investigadores de la UMU han detectado su presencia en la Antártida, y su intención ahora es averiguar la evolución de su concentración y el efecto en la fauna.

Para ello, van a investigar sus niveles en los excrementos de los pingüinos (guano), porque estos animales absorben contaminantes del agua y de los alimentos con los que se alimentan, principalmente unos crustáceos muy pequeños llamados krill. El pingüino absorbe porcentajes limitados del contaminante, por lo que puede depositar cantidades considerables de los mismos a través de los excrementos.

Asimismo, los científicos van a tratar de averiguar si los pingüinos actúan ellos mismos como agente contaminante, al concentrar sus excrementos en una misma zona en la cual realizan sus deposiciones. Los investigadores manejan esta hipótesis y van a tratar de comprobar si es así a través de la realización de grabaciones y fotografías para estimar aproximadamente la producción de guano en la colonia.

En base a la concentración de los contaminantes presentes en el guano y de la población estimada de pingüinos, los científicos podrán calcular la cantidad neta de tóxicos que se están concentrando en el entorno para comprobar si se puede tratar de un problema medioambiental, explica Motas.

Los contaminantes presentes en el guano podrían disolverse y extenderse en el entorno a través de la escorrentía o el deshielo. Incluso, destaca que en función de los tipos de contaminantes y de su concentración, podrían llegar a introducirse en la cadena trófica y afectar a otros animales que hagan vida alrededor de la pingüinera.

Motas especifica que entre los contaminantes 'emergentes', hay compuestos organoclorados que proceden de insecticidas y de la actividad industrial, así como de sustancias que se emplean como estabilizantes de plástico; mientras que el bisfenol A se empleaba, por ejemplo, para fabricar las tetinas de los biberones generando una gran polémica.

Hasta ahora están presentes en compuestos plásticos y envases a nivel doméstico, pero se ha descubierto que estos productos "no son inertes" y que tienen "cierta capacidad tóxica". De hecho, su presencia se está empezando a medir en países indutrializados, siendo Estados Unidos pionero en proceder a su detección en sangre.

Los investigadores están preocupados porque estos compuestos, en pequeñas cantidades, pueden actuar en el organismo como las hormonas sexuales femeninas denominadas estrógenos, originando problemas en la reproducción.

Por ello, las crías nacen con menos peso, más frágiles, y al afectar al sistema inmunitario, son más sensibles a enfermedades. Todo esto puede provocar un problema de supervivencia de la especie. En grandes cantidades, incluso, llega a afectar al sistema nervioso y a la fisiología, pero Motas cree que no van a encontrar concentraciones tan altas.

La expedición científica no se encargará sólo de estudiar contaminantes, sino que también va a investigar los parásitos existentes en la Península Antártica.

Entre estos parásitos, van a analizar una especie que ha sido también descubierta por primera vez y de forma novedosa en la Antártida: las garrapatas, las cuales se han instalado allí presumiblemente como consecuencia del cambio climático.

En concreto, se trata de garrapatas específicas de las aves y se podrían considerar como una especie 'invasora', que se extiende con el cambio climático, al igual que sucede con otras especies vegetales y algunos hongos.

En este caso, los investigadores van a medir la concentración de garrapatas y si su población aumenta con respecto a la observada el año pasado.

Proyectos militares

Por su lado, el Ejército de Tierra también desarrolla sus propias misiones en la Campaña Antártica. Consisten principalmente en mantener la presencia de España en el territorio, cumpliendo así los acuerdos suscritos en el marco del Tratado Antártico y sus protocolos, pero también colaborar con el Ministerio de Economía y Competitividad en las labores de investigación científica.

Los efectivos del Ejército destacados en Isla Decepción deben mantener también en adecuadas condiciones de empleo las instalaciones, material y equipo de la base 'Gabriel de Castilla', posibilitando el desarrollo de los trabajos de investigación y experimentación en condiciones de personal y con el menor impacto medioambiental posible en la zona.

Pero también desarrollan proyectos propios de investigación y experimentación como la transmisión de datos de forma remota durante el tiempo en que la base permanezca cerrada durante el invierno para así conocer las condiciones a las que se enfrenta de cara a la próxima preparación de la Campaña. Su tarea también consiste en la explotación de la llamada banda ka del satélite SPAINSAT, que permitirá, en caso de éxito, ser exportado a otras Zonas de operaciones en las que España está desplegada.

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