En una de las cartas, fechada el 30 de abril de 1941, y sólo unos pocos días después de haber sido amenazado con ser denunciado por un miembro de la Gestapo, el padre de Anna Fran, Otto, escribió a su amigo de universidad Nathan Straus Jr. implorando ayuda para poder sacar a su familia de Ámsterdam y llevarla a América.
"No te lo pediría si las condiciones no me obligaran a ello (...) Quizás te acuerdes de que tengo dos hijas. Es por el bien de las niñas por lo que debemos preocuparnos principalmente. Nuestro destino tiene menos importancia."
Otto necesitaba 5.000 dólares para obtener el visado y Straus tenía los medios para proporcionárselos.
Cartas encontradas por casualidad
Ésta y otras cartas, fechadas desde 1941 hasta mediados de 1946, forman parte del archivo del YIVO Institute for Jewish Research de la ciudad de Nueva York, donde permanecieron almacenadas sin que nadie lo supiera durante 30 años, hasta que una voluntaria a tiempo parcial, Estelle Guzik, las descubrió accidentalmente en el verano de 2005.
Las cartas no se habían hecho públicas hasta ayer por cuestiones legales relacionadas con la confidencialidad y los derechos de autor.
Los esfuerzos de la familia Frank que revelan esos documentos fueron sin embargo inútiles.
Como asegura el historiador de la Universidad AmericAnna Richard Breiman, tras la caída de Francia en Estados Unidos creció el temor a que entre los refugiados europeos hubiera espías y saboteadores.
Con posterioridad a junio de 1941, a nadie con familiares cercanos en Alemania se le permitía entrar en Estados Unidos, por temor a que fuera obligado a participar en operaciones clandestinas.
Esto impidió que las hermAnnas Frank salieran del país gracias a la intercesión de una de las organizaciones de ayuda a la infancia, o que Otto pudiera emigrar primero y luego llevarse consigo a toda su familia.
Lo intentaron también con Cuba
Al ver que no podían ir a Estados Unidos, el padre de Anna Frank intentó conseguir visados para Cuba, un procedimiento que por aquel entonces era caro, arriesgado y que a menudo obligaba a realizar pagos bajo cuerda.
Otto consiguió finalmente una visado para él, que le fue enviado el 1 de diciembre de 1941, y que no se sabe si llegó a recibir nunca.
La suerte no estaba aliada con la familia Frank, y diez días después Alemania e Italia declararon la guerra a Estados Unidos y su visado fue cancelado.
En el verano de 1942, los Frank fueron obligados a ocultarse.
La familia permaneció en su escondrijo durante cerca de dos años, hasta que fue traicionada, seguramente por el mismo agente de la Gestapo que había intentado chantajearlos al principio.
Las dos hijas, Anna y Margo, y la madre, Edith, murieron posteriormente en un campo de concentración.
En una carta de febrero de 1946, ya con la guerra terminada, el cuñado del padre de Anna Frank escribió: "Otto Frank dice que se quiere quedar en Ámsterdam" y ya no quiere volver a Estados Unidos.
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