Alois Martinas: “No puedo quedarme, Claudica”

  • Alois Martinas. 27 años. Era rumano y no tenía permiso de residencia y trabajo en España, donde vivía desde hace tres años. Este verano se casaba con su novia, Rodica. Murió en el tren que explotó frente a la calle Téllez a las 7:39 del 11-M.
  • “Mandaba a nuestros padres todo el dinero que podía. Si no tenía trabajo, pedía prestado a los amigos”, Claudia, su hermana.
Alois y Rodica eran amigos de infancia, pero se hicieron novios en España. Ella iba en el tren pero se bajó unas estaciones antes de que estallasen las bombas.
Alois y Rodica eran amigos de infancia, pero se hicieron novios en España. Ella iba en el tren pero se bajó unas estaciones antes de que estallasen las bombas.
20minutos
Alois y Rodica eran amigos de infancia, pero se hicieron novios en España. Ella iba en el tren pero se bajó unas estaciones antes de que estallasen las bombas.

Alois Martinas (27 años) caminaba en busca del futuro. Estaba dispuesto a ir allá donde fuese necesario. Primero dejó el pueblo natal, Sabaoni, en el norte de Rumanía, para trabajar en la capital, Bucarest. Después fue inmigrante en Turquía y Hungría. Finalmente, hace tres años, vino a España. No había distancias con tal de mandar dinero a casa. Era el primogénito de los ocho hijos, tres hombres y cinco mujeres, de Emil (51) y Carolina (52), pobres de solemnidad y enfermos impedidos para trabajar. Alois no rehuyó la responsabilidad.

Mandaba a casa casi todo lo que ganaba en el subempleo español de la construcción, ese negocio que mueve fortunas a costa de la plusvalía de los inmigrantes ilegales. Cuando murió, trabajaba como albañil en Leganés con su amigo Tibor Budi, también víctima de las bombas. El piso de Torrejón de Ardoz es un paisaje escueto: tres sillones de polipiel rojiza, una mesa oscura, una cama en el salón, un balón del Real Madrid, un oso de peluche con un cartelito que dice “felicidades” y una televisión de serie barata que no deja de emitir, porque ese mundo cromático es gratuito y cuando no hay dinero no hay elección.

Las idioteces de Shin-chan parecen todavía más idiotas en la mañana gris. Claudia (19), una de las hermanas de Alois, acaba de regresar de Rumanía, a donde voló acompañando el féretro con el cadáver. No aparta la mirada de la pantalla cuando habla:

–Era un chico muy bueno. Cuidaba de mí, me protegía. No le gustaba verme enfadada. Fue siempre el mejor de la familia. Mi pobre madre decía que Alois ha sido para ella, mas que un hijo, una hija. Pese a que las cosas no le iban bien del todo y a veces tenía que pedir préstamos a los amigos para girar dinero a los padres enfermos, Alois tenía grandes esperanzas.

Era un optimista nato y no se acobardaba con la estrechez. Planeaba, como casi todos los rumanos, latinos también en la melancolía por la tierra, regresar a su pueblo de montaña y hacerse una casita. Su porvenir tenía nombre de mujer: Rodica. Eran novios desde hace año y medio, pero se conocían desde niños, porque también ella había nacido en Sabaoni. La fecha de la boda estaba casi decidida, sería este verano, y el vestido de ella también. Alois le había regalado la joya de compromiso: un anillo bañado en oro con una piedra blanca en forma de corazón.

El 11-M, Rodica llevaba la sortija puesta cuando se montó en el tren con su prometido. La chica salvó la vida porque se bajó antes de que estallasen las bombas. Ahora está tan rota que ni siquiera puede hablar. Claudia vive con miedo e indecisión. Tiene ganas de regresar a Rumanía, pero primero quiere hacer frente a la burocracia, no siempre ágil (“me hacen dar muchas vueltas”), derivada de tanta muerte. Es católica y asegura que la fe le ayuda, pero ningún credo ahuyenta las pesadillas. Anoche volvió a soñar que veía la televisión con Alois desde el sofá de polipiel. Cuando intentaba acercarse a su hermano, él decía:

–No, por favor, no me abraces.

–¿Por qué no vuelves a casa, Alois? –preguntaba ella.

–No puedo quedarme.

–¿Por qué? –insistía la hermana.

–Me esperan en otro sitio, Claudica, pero dile a mamá que no llore por mí, porque allí donde voy estaré bien.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento