Tras recibir la llamada anónima, un grupo de especialistas del 091 se desplazaron al Hospital Juan Canalejo y revisaron planta a planta el edificio administrativo, cuyos empleados –unos 200– no supieron lo que estaba pasando hasta que finalizó el despliegue policial.
Las mismas fuentes policiales señalan que no fue necesario desalojar a ningún trabajador ni interrumpir la atención a los pacientes o las operaciones, a pesar de que la presencia de los manifestantes hizo pensar que la amenaza de bomba conllevaba riesgo.
El 091 ha abierto una investigación para esclarecer los hechos.
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