Un museo expone 150 juguetes decomisados a los alumnos por 'entorpecer' las clases

  • "Gabinetes de decomisos" muestra en el Museo de la Infancia de Londres la colección de objetos que un profesor reunió durante treinta años.
  • El coleccionista, Guy Tarrant, opina que los juguetes confiscados son la evidencia de que los alumnos quieren "evadir las normas".
  • En la colección hay cerbatanas artesanales, pistolas personalizadas, un M.A. descabezado, arañas de plástico....
Selección de objetos encontrados en el suelo de colegios de Londres entre 1997 y 2004. Pertenecían a niños de entre 4 y 6 años
Selección de objetos encontrados en el suelo de colegios de Londres entre 1997 y 2004. Pertenecían a niños de entre 4 y 6 años
Courtesy V&A Museum of Childhood
Selección de objetos encontrados en el suelo de colegios de Londres entre 1997 y 2004. Pertenecían a niños de entre 4 y 6 años

Gabinete de decomisos (Confiscation Cabinets, en el original inglés). El título de la exposición del Museo de la Infancia de Londres, centro adscrito al Victoria & Albert, tiene un punto de crueldad. Cuando una de tus posesiones era confiscada en clase por el maestro o la maestra, el asunto tenía para ti la misma importancia que debe tener para un delincuente que la autoridad se quede con su erario, palacios y coches de lujo. Nadie podía suplir aquella pistolita con la que amenazabas a los compañeros de los pupitres vecinos. Era pequeña y estaba vieja y mellada, pero era tu arma de defensa.

La muestra, que se inauguró el 9 de noviembre y estará en cartel hasta junio de 1914, reúne 150 objetos decomisados durante 30 años y en 150 escuelas del área de Londres por el profesor Guy Tarrant, que también es un conocido artista contemporáneo cuya página web está ocupada, anunciando a voz en grito qué tipo de obras prefiere, por un clásico tirachinas hecho en casa.

"Artefactos culturales"

Los expertos en antropología social, artes aplicadas y etnografía suelen reducir a este tipo de objetos a la categoría de "artefactos culturales". Seguramente los 150 muñequitos de acción, armas de plástico o incluso la figura descabezada de M.A., el del Equipo A, que muestra el museo tengan la cualidad de reflejar un tiempo y sus deshechos subculturales, pero es imposible desprenderlos del carácter drástico de la confiscación, sobre todo porque cada objeto va acompañado de una ficha donde constan la edad y el género del propietario al que seguramente no le haya causado ninguna gracia el ardor docente que culminó con el decomiso.

Entre los artefactos expuestos hay cerbatanas artesanales —tubos de bolígrafos, habitualmente— para lanzar dolorosas bolas de papel o aún más letales guisantes contra los enemigos; pistolas de agua, de balines o simplemnente cargadas con un mecanismo que producía ruido; arañas de plástico para dar sustos; ojos de cristal; muñecos de acción; un Troll con mucha historia dado lo especialmente desmadejado y sucio que está; cartas de Pokémon, Doctor Who o futbolistas; caramelos masticables que esperaban el momento para ser saboreados que nunca llegó; lápices afilados hasta lo imposible y convertidos en miniaturas; maquillaje; lanzaderas improvisadas de misiles...

"Conductas maliciosas"

Desde el museo dicen que estos "objetos prohibidos" para ser utilizados durante las horas lectivas, son los "restos" de la cultura de los "escolares contemporáneos" destacan las "conductas maliciosas" que sirven inocentemente a los escolares para evadirse del entorno controlado de las aulas. También opinan que la gran cantidad de juguetes artesanos, algunos realizados con papel y cuidadosamente decorados, prueban la inventiva de los críos.

"Dado que soy maestro, mi práctica artística se ha centrado específicamente en los escolares, en las interacciones de los alumnos mediante los juego y en sus comportamientos de resistencia a la autoridad. Los objetos confiscados que he ido coleccionando demuestran que la mayor parte de las actividades lúdicas están planeadas para rechazar y evadir las normas, son impulsivas, libres y tienen siempre un toque de peligro", comenta Tarrant.

El epílogo perfecto para Gabinete de decomisos  sería que los propietarios originales e indiscutidos de los juguetes u objetos intervenidos reclamaran la devolución aduciendo abuso de poder por parte de la autoridad docente. Dado que la exposición se nutre de confiscaciones en el área de Londres a niños que ahora deben andar por la treintena, no es imposible un final tan feliz.

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