El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de 20 años impuesta por la Audiencia de Barcelona a un hombre que en 2003 asaltó la masía de 'Can Quintana' en las afueras de Cànoves i Samalús (Barcelona) y apaleó "con suma saña" a su único habitante, un hombre de 77 años, para robarle 18.000 euros.

La víctima murió cinco meses después debido a las graves lesiones cerebrales que le provocaron los golpes.

La sentencia condena a Francisco M.B., un delincuente de largo historial delictivo, a 17 años de prisión por asesinato y a tres años de cárcel por un delito con robo con fuerza en casa habitada. Además deberá indemnizar con 17.000 euros a los herederos legales del fallecido.

No fue solo

Todo sucedió la noche del 21 de junio de 2003 cuando el condenado se reunió con un conocido -que falleció y no pudo ser juzgado- con el que acordó asaltar esta conocidad masía situada en una zona boscosa.

Según la sentencia, ha quedado probado que los dos hombres consiguieron que un conocido les prestara su coche y se dirigieron a la masía a sabiendas de que allí vivía solo el anciando, Angel V.S., sobre el que se rumoreaba que ocultaba mucho dinero en casa.

Intentaron entrar a la vivienda por el tejado pero al estar reforzado con un forjado metálico por lo que se fueron a la entrada principal y tiraron abajo el portalón dándole golpes con un mazo metálico.

Se ensañaron con el anciano

Cuando entraron a la vivienda y vieron al anciando "de complexión frágil y déficit auditivo" lo ataron a los pies de su cama con sábanas. Mientras iban registrando la casa en busca del dinero empezaron a golperales para que les dijera dónde lo tenía.

Finalmente encontraron los 18.000 euros en metálico y una vez conseguido el botín dejaron abandonado al anciano, gravemente herido, y huyeron de la masía.

Al día siguiente un vecino encontró al anciano que permanecía inmóvil y ensangrentado y con lesiones de tanta gravedad en la cara que "parecía que le hubieran sacado los ojos", según dice la sentencia.