Ian McEwan: "La naturaleza humana se explora mejor en el terreno de las novelas"

  • Anagrama publica en España 'Operación Dulce'.
  • Es un thriller de espías con trasfondo amoroso.
  • Se ambienta en la guerra fría cultural de los 70.
El escritor británico Ian McEwan, fotografiado en Barcelona.
El escritor británico Ian McEwan, fotografiado en Barcelona.
HUGO FERNÁNDEZ
El escritor británico Ian McEwan, fotografiado en Barcelona.

Ian McEwan, uno de los escritores fundamentales de las letras anglosajonas actuales, ha presentado este martes en Barcelona su nueva novela, centrada en el espionaje cultural llevado a cabo por el servicio secreto británico MI5 durante la década de los setenta, la misma en la que el autor británico (Hampshire, 1948) comenzó a despuntar en la literatura con sus primeros relatos cortos. Algunos de ellos le hicieron ganarse el apodo de Ian Macabro, como el descubierto recientemente y en el que la mujer protagonista busca vengarse de su promiscuo marido cortándole la lengua y los genitales.

Operación Dulce (Anagrama) transporta al lector hasta la Universidad de Cambridge. En este prestigioso campus estudia Serena Frome, quién es reclutada por el MI5 en plena "guerra fría cultural" de la década de los setenta. A Frome le encargan enrolar a jóvenes escritores con talento para una fundación. Uno de sus objetivos es Tom Haley, una especie de "alter ego literario" del propio McEwan, del que la espía acabará enamorándose.

La realidad actual, fiscalizada por los casos de espionaje telefónico e informático de la CIA a países occidentales (entre ellos España) y las filtraciones de secretos de estado a la prensa por parte de Julian Assange, fundador de Wikileaks, o del ex agente de la CIA Edward Snowden, no han hecho sucumbir a McEwan a la idea de centrar su thriller de espías en la realidad actual.

Sin embargo, el autor no se ha reprimido a la hora de calificar estos recientes acontecimientos que hacen correr ríos de tinta mediática: "Estamos ante una historia extraordinaria (las escuchas telefónicas de la CIA) aunque aún no la sabemos. De lo que sí estoy seguro es de que una agencia de inteligencia hace todo lo que puede hacer por espiar y sin preguntarse jamás ni siquiera el por qué".

Los setenta, crisis social y eclosión del autor

Para McEwan no estamos viviendo una "guerra fría cultural" como la de los setenta, en la que "la CIA dedicó grandes cantidades de dinero a difundir la cultura occidental como la mejor posible" en contraposición al comunismo. En aquellos años de desmorone del floreciente imperio británico y de "crisis nerviosa" de su sociedad, McEwan -en contraste- comenzó a forjar su carrera literaria, publicando sus primeros relatos breves y alternando con escritores que posteriormente fueron sus amigos y compañeros de generación: Martin Amis, Salman  Rushdie o James Fenton. El propio McEwan lega a su protagonista masculino Tom Haley, la autoría en la ficción de algunos de sus primeros escritos.

Una de las novelas con las que más se ha divertido

A Serena y Tom les une, ante todo, la literatura como profesión y pasión. Ambos son ávidos lectores pero con gustos divergentes. Operación Dulce es una de las novelas con las que más se ha divertido el padre de otros textos como Expiación (2002), Amsterdam (1999) o Amor perdurable (2000) que fue llevada a la gran pantalla en el año 2004.

Este último título está considerado una obra maestra y gira alrededor de una persona que padece el síndrome de Clerambault. En su próximo libro, que será un retorno al relato breve, tratará la historia de un adolescente testigo de Jehová que se niega a recibir una transfusión de sangre y cuyo caso llegará a manos de una experimentada juez de guardia.

"Mis novelas exploran las emociones humanas y las investigan. Cuando empiezo a escribirlas investigo sobre lo que somos y sobre dónde estamos. La naturaleza humana se explora mejor en el terreno de las relaciones y de la novela. Y Operación Dulce es muy poderosa en ese territorio", ha comentado este martes McEwan en su encuentro con los medios de comunicación.

Para él, ser escritor es "trabajar con la humanidad" ya sea hombre, mujer o niño. Y si el género novelístico ha sobrevivido al cine, la televisión y el teatro es precisamente por "adentrarse en la mente humana". Y añade: "No creo que el cine entre en el corazón de las personas como lo puede hacer una novela. Su contenido sigue siendo absolutamente esencial".

El Premio Nobel, en su ficción

El autor es uno de los más reputados de su tiempo y es candidato hipotético a recibir el Nobel de Literatura, premio que de momento puebla las estanterías de sus propias ficciones. En Solar (Anagrama, 2011) cede el protagonismo del texto a Michael Beard, un físico que recibió hace años el Premio Nobel y que desde entonces vive "apoltronado en sus laureles".

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