Retrata a personas "aletargadas" y "sumisas" viendo televisión

  • La estudiante de fotografía Michelle Norris muestra en el proyecto "Aletargados" la "sumisión" de los espectadores ante las emisiones catódicas.
  • Son primeros planos de personas con el brillo de la pantalla en los ojos combinados en un díptico con ampliaciones extremas de los programas que ven.
  • "La quietud es parecida a la del sueño, pero la mirada está llena de luz".
Una de las obras del proyecto "Aletargados"
Una de las obras del proyecto "Aletargados"
© Michelle Morris
Una de las obras del proyecto "Aletargados"

En 2012 los televidentes del mundo vieron cada día una media de tres horas y 17 minutos de televisión. En Europa estamos por encima de ese promedio y rozamos las cuatro horas (3:55) —Rumanía está a la cabeza de la lista con cinco horas y media y en España nos quedamos un poco más abajo, con cuatro horas y cuarto—. Lo que se denomina entretenimiento es el género preferido (41%). La ficción está diez puntos por debajo.

Aunque la adicción a la televisión todavía no está diagnosticada como un trastorno psicológico, los expertos creen que no tardará en estarlo, ya que no difiere de la toxicidad adictiva provocada por los juegos de azar o algunas drogas. Socialmente, el problema es igualmente grave, ya que a televisión provoca aislamiento, pasividad y conductas alienadas, por no hablar de la pérdida de tiempo personal-privado: una persona media habrá pasado nueve años de su vida ante la pantalla cuando cumpla 75 años.

"Hipnotismo"

Un estudio de las universidades estadounidenses de Stanford y Missouri determinó que el lenguaje televisivo actual —con un montaje muy rápido, movimientos constantes de la cámara, grandes efectos de sonido...— explica la sensación de "hipnotismo" que la mayoría de los espectadores experimentan ante la pantalla, derivada del condicionamiento que el frenesí que emerge de los monitores efectúa sobre el funcionamiento del cuerpo: los vasos sanguíneos cerebrales están más activos mientras que el resto del cuerpo se desacelera.

La estudiante estadounidense de fotografía Michelle Norris se sintió subyugada por las persopnas "aletargadas" y "sumisas" que ven la televisión. "La quietud es parecida a la del sueño, pero la mirada está llena de luz", señala para explicar la fascinación que la llevó a desarrollar el proyecto de retratos Dormant (Aletargado).

La fotógrafa decidió hacer retratos de algunos de sus amigos y conocidos mientras veían la tele. Intentó que su presencia no fuese un filtro o una molestia dejándoles que eligieran sus programas favoritos, para así garantizar que la condición de televidente fuese palpable. Las fotos no pretenden ser una crítica cultural, sino un ejercicio de observación documental.

"Un país extanjero"

"Dormant es como un país extranjero, un lugar que visitamos con frecuencia pero que no nos interesa como país. Estas personas no están creciendo, están detenidas, protegidas en sus casas, sus camas y sus aparatos de televisión", dice Norris, que decidió montar cada retrato como un díptico: en una de las mitades aparece el espectador en primer plano, con los ojos iluminados por la fosforescencia que emiten las señales catódicas, y en la otra vemos una ampliación extrema del programa que está viendo, como una abstracción de píxeles de colores que parecen aleatorios y no tiene ningún significado racional.

"El estado de tranquilidad parece indicar que duermen, pero nos enfrentamos con los retratos de personas de cuyos ojos emana la luz. Lo que vemos es un momento de intimidad entre los espectadores y los personajes de los programas, una intimidad en la distancia", concluye la autora del proyecto,

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