El Ayuntamiento de Getxo es consciente de esta situación y mantiene cierto control sobre la población de patos a lo largo de la cuenca del río Gobela y el humedal de Bolue, sobre todo, por si pudiera hacer su aparición la gripe aviar. «Es difícil controlarlos, porque el número varía en función de las estaciones y hay, además, patos caseros, silvestres e híbridos», explica el concejal de Medio Ambiente, Fernando Burzako. Algunos vecinos dan de comer a los patos, algo que está prohibido. «No hay que darles de comer, porque se habitúan y ya no se alimentan de la comida que encuentran allí, que es suficiente», señala Burzako.
«He tenido que ir a rescatarlos»
Algunos vecinos no sólo dan de comer a los patos, hay quien ha tenido que bajar a la parte de abajo del dique para rescatar a alguno que se había quedado allí atrapado. Es el caso de Fernando Santamaría, vecino de Romo, que ya ha saltado al río en dos ocasiones. «La primera vez rescaté a dos de ellos, y la segunda, a cuatro», comenta. Para este joven getxotarra, el Ayuntamiento debería «hacer algo para evitar que caigan y mueran abandonados».
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