El dique del río Gobela pone en peligro a las crías de los patos

Se caen en la presa y muchas mueren. Las ayudan los propios vecinos de Romo. «Es difícil controlarlo», dice el Ayuntamiento.
Una cría de pato sale airosa del dique del Gobela a su paso por Romo, donde otras no tienen tanta suerte. (G.A.)
Una cría de pato sale airosa del dique del Gobela a su paso por Romo, donde otras no tienen tanta suerte. (G.A.)
Una cría de pato sale airosa del dique del Gobela a su paso por Romo, donde otras no tienen tanta suerte. (G.A.)
Desde hace unos años, el río Gobela, a su paso por el barrio getxotarra de Romo, cuenta con unos habitantes que no dejan de aumentar en número, pero que corren peligro de morir a la misma velocidad con la que se reproducen. Se trata de unos pocos patos que han encontrado en este pequeño río un lugar perfecto en el que habitar y propagar su especie  y que en pocos meses multiplicaron su población, pasando de ser una decena a más de 30 sólo en esta zona. El peligro que corren es que cuando el río llega a Las Arenas, hay un pequeño dique en el que muchas crías caen. «Cuando sube el caudal del río pasan por encima del dique, y luego no saben subir», comenta un vecino. Son precisamente los propios vecinos o la Policía Local los que acuden a rescatarlos.

El Ayuntamiento de Getxo es consciente de esta situación y mantiene cierto control sobre la población de patos a lo largo de la cuenca del río Gobela y el humedal de Bolue, sobre todo, por si pudiera hacer su aparición la gripe aviar. «Es difícil controlarlos, porque el número varía en función de las estaciones y hay, además, patos caseros, silvestres e híbridos», explica el concejal de Medio Ambiente, Fernando Burzako. Algunos vecinos dan de comer a los patos, algo que está prohibido. «No hay que darles de comer, porque se habitúan y ya no se alimentan de la comida que encuentran allí, que es suficiente», señala Burzako.

«He tenido que ir a rescatarlos»

Algunos vecinos no sólo dan de comer a los patos, hay quien ha tenido que bajar a la parte de abajo del dique para rescatar a alguno que se había quedado allí atrapado. Es el caso de Fernando Santamaría, vecino de Romo, que ya ha saltado al río en dos ocasiones. «La primera vez rescaté a dos de ellos, y la segunda, a cuatro», comenta.  Para este joven getxotarra, el Ayuntamiento debería «hacer algo para evitar que caigan y mueran abandonados».

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