Cuenca y el holandés estaban intermediando en la venta de una cantera de mármol con inversores rusos

El marido de Ingrid exigía el pago de 60.000 euros que le adeudaban a la jugadora y había concretado una reunión con unos "mafiosos" rusos

Juan Cuenca, exgerente y ex director técnico del Club Atlético Voleibol 2005 de Murcia, detenido por su implicación en el crimen de los holandeses, y Lodewjik Severein, marido de Ingrid Visser, —la pareja cuyos cuerpos aparecieron descuartizados y enterrados en una finca murciana—, estaban intermediando en la venta de una cantera de mármol sita en Abanilla (Murcia), propiedad de Evedasto Lifante y lo hacían con unos inversores de origen ruso, según ha podido conocer Europa Press.

El objetivo era el poder obtener liquidez económica para las inversiones que al parecer Lodewjik Severein tenía en Sudamérica, así como para poder cobrar su pareja los 60.000 euros que se le adeudaba por haber jugado como profesional en el Club de Voleibol 2005, del que era propietario Lifante, también imputado en la investigación, y gerente Juan Cuenca.

Una operación que habría sido diseñada por Juan Cuenca, a pesar de que éste niega cualquier relación con la negociación para la venta de la cantera, y por la que, según declaró el propio Lifante, estos mantenían una estrecha relación personal y telefónica y ambos habían constituido una sociedad denominada Granmar Trade Stone LTD, la cual puede tener relación con el negocio de canteras o minas, y se constituyó en Gibraltar, paraíso fiscal.

Según las diligencias previas, a las que ha tenido acceso Europa Press, para conseguir esa financiación se contactó con inversores rusos que eran calificados como "mafiosos" por el propio holandés fallecido, siendo así que el último viaje que la pareja hizo a Murcia estaba relacionado con las negociaciones para el cobro de la deuda de la jugadora de Voleibol, embarazada de unas seis semanas, y la celebración de una reunión prevista el 13 ó 14 de mayo, supuestamente, con inversores de origen ruso, además de la cita que Ingrid tenía en una clínica de fertilidad.

Más concretamente, sobre las 20.00 horas del 14 de mayo la pareja estacionó el vehículo que habían alquilado en Alicante en la Avenida Juan Carlos I de Murcia y fue recogida poco después por María Rosa Vázquez, —amiga de Juan Cuenca, e imputada por su relación con lo ocurrido—, quien les indicó que venía de parte de este para llevarles hasta la casa rural, marchándose posteriormente.

Un día antes, Juan Cuenca había viajado, junto a los dos rumanos acusados del asesinato, Ion Valentín y Constantin Stan, desde Valencia hasta Molina de Segura, quedando María Rosa con los tres en acompañarles hasta la casa rural del Fenazar. Antes los rumanos pararon en un chino a comprar bolsas y sosa cáustica.

Una vez en la casa, y según las investigaciones, Juan Cuenca y los dos rumanos asesinaron a la pareja mediante diversos golpes, que fallecieron de un traumatismo craneo-encefálico, procediendo los días 13 y 15 de mayo a su descuartizamiento y traslado a un huerto de limoneros de Alquerías, propiedad de Serafín Alba Luis, también imputado en los hechos, donde los holandeses fueron enterrados.

El holandés pidió una pistola para protegerse

Al parecer, la relación entre Juan Cuenca y Lodewijk era tensa llegando incluso a manifestar el detenido que el holandés le pidió el pasado mes de febrero una pistola para su autoprotección, "habida cuenta que estaba reuniéndose con gente mafiosa para la búsqueda de inversores", si bien Cuenca negó haber realizado cualquier tipo de gestión para conseguir el arma.

A lo que se une que el fallecido remitió dos correos a Cuenca el 6 y 15 de abril pidiendo explicaciones y comunicándole que sus inversores habían perdido la confianza en él, que le habían embargado sus bienes, que había perdido una seria cantidad de dinero y su situación era desastrosa.

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