Nació en Madrid en 1958. Con 5 años emigró con sus padres a Suiza. Adora el campo y los animales. Tiene dos hijos, de 14 y 12 años.

Cómo ha pasado la Navidad?

Pues ya ves, sin nieve ni nada (risas).

¿Qué le ha pedido al nuevo año?

Jesusito, Jesusito, que me quede como estoy (risas).

¿Es verdad que es actor por casualidad?

Eso es una leyenda que circula por ahí. Yo no soy actor por casualidad, tuve que ir a la escuela de Arte Dramático para ser actor. Es como ser ingeniero y haber ido a la universidad.

Así que usted no cree en las casualidades…

No, en lo que sí creo es en la suerte.

¿Es afortunado?

… Pues será en los castings (risas), en otra cosa no. Bueno, tengo una familia, soy feliz... y eso ya es para darse con un canto en los dientes, pero ni me ha tocado la lotería ni me han regalado nada espectacular en toda mi vida.

En lo laboral ha hecho un poco de todo: es actor, director, guionista…

Éste es un oficio muy bonito que te permite hacer muchas cosas: la dirección no te es del todo ajena porque te han dirigido, el guión tampoco es ajeno, pues es tu instrumento de trabajo, y si te decides a dirigir, pues existe una intuición innata para dirigir a actores.

Está nominado a los Goya como mejor director novel por Un franco, 14 pesetas. ¿Se inclina ahora más por la dirección?

Es cierto que ahora mi novedad es la dirección cinematográfica, aunque no cabe duda de que mi oficio base y para lo que me he formado es para ser actor. Sería absurdo decir que la dirección me gusta más que la actuación. Lo mejor es las dos cosas bien compaginadas. Eso es una delicia.

¿Y qué le aporta la tele?

La tele es el día a día. A mí me ha sacado del anonimato, me ha abierto otras puertas y me ha mantenido con una tranquilidad económica que, posiblemente, ni el cine, ni el teatro me hubieran dado.

¿Qué queda de aquel Pepelu que aparecía con Pepe Navarro en Esta noche cruzamos el Mississippi?

Sólo queda que detrás estaba Carlos Iglesias, pero poco más. Todo tiene su momento y te atreves a hacer cosas en un programa en directo que, luego, fríamente, en el salón de mi casa parece que lo ha hecho otro.

Algo le deberá a Pepelu...

Les debo algo a todos los papeles que he interpretado. Pepelu ha dado cabida a Benito, y Benito me ha permitido dirigir mi primera película. No está bien ser injusto con tus personajes.

¿Qué nos adelanta de Manolo y Benito Corporeison?

Tanto Manolo como Benito siguen en su onda. Son dos seres extraños en este mundo que los rodea.