«De los 24.000 naranjos amargos que hay en Córdoba no nos saltamos ni uno», afirma Adolfo Fuentes, un palmeño que se dedica desde hace 15 años a la recolección de esta fruta amarga y se siente deudor «de muchos mayores que han trabajado en esto» antes que él.El año pasado recogió un millón de kilos sólo en la capital y unos 200.000 más en los pueblos de la provincia que adornan sus calles con este árbol ornamental. A los ayuntamientos les hace un favor (se ahorran recogerlas) y Adolfo consiguió el año pasado 15 céntimos por kilo de naranjas.
Se espera que esta campaña, que comenzará el día 7 y se prolongará hasta Semana Santa, sea aún mejor que la del año pasado.
Un equipo de 20 personas recogen manualmente naranja por naranja, peinando la ciudad desde el Campo de la Verdad. Se cogen todas, porque todas valen. «Hasta las verdes, que son muy apreciadas para hacer cosméticos», explica.
Una vez recogidas las comercializa a través de una cooperativa. Son los ingleses los que más las usan en la fabricación de mermelada de naranja amarga, aunque alguno de sus ingredientes se encuentra en el secreto del color de la naranja Schweppes, en el colorante alimenticio o en el aroma de cierta ginebra.
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