Condenada a cinco años y medio de cárcel por una 'macroestafa' en la venta de viajes de una agencia

La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a cinco años y medio de cárcel a una mujer de 42 años de edad, identificada como M.I.B., que se hizo pasar por agente de viajes de una agencia de reconocido prestigio y estafó a varias decenas de personas que pagaron hasta 4.200 euros por viajes a Punta Cana, Nueva York, Praga o Argentina que nunca llegaron a realizar o que se desarrollaron con numerosas incidencias.

La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a cinco años y medio de cárcel a una mujer de 42 años de edad, identificada como M.I.B., que se hizo pasar por agente de viajes de una agencia de reconocido prestigio y estafó a varias decenas de personas que pagaron hasta 4.200 euros por viajes a Punta Cana, Nueva York, Praga o Argentina que nunca llegaron a realizar o que se desarrollaron con numerosas incidencias.

En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la Sección Séptima de la Audiencia Provincial condena a la acusada por un delito continuado de estafa agravada en concurso con un delito continuado de falsedad en documento privado a cinco años y seis meses de prisión y al pago de una multa de 5.400 euros.

Además, deberá indemnizar a todos los afectados con cantidades que oscilan entre los 392 y los 4.270 euros, y a la agencia de viajes afectada en la cantidad de 239.494,47 euros por los pagos que la misma debió satisfacer a causa de la conducta de la acusada.

La Sala considera probado que, al menos desde 2008 y hasta el mes de abril de 2009, la acusada se relacionó con una agencia de viajes ubicada en el barrio de Los Remedios como clienta habitual que realizaba numerosas reservas de paquetes vacacionales, estancias hoteleras y viajes "que abonaba al contado sin incidencias".

Añade que, ante el volumen de clientes que aportaba a la agencia y la expectativa de beneficiarse con ello, la acusada se entrevistó con su director para formalizar una relación y que la contratara como intermediaria, "lo que no cuajó al exponérsele los requisitos necesarios" para ello, no obstante lo cual la condenada "persistió en su idea de obtener ventas a crédito" ante un empleado de la agencia, "aparentando operar para una tercera persona inexistente de la que dijo que estaba relacionada con el mundo de los seguros y que tenía intención de contratar viajes de incentivos para sus agentes".

Precios inferiores a la media de mercado

"Con este señuelo, aparentando una solvencia de la que personalmente carecía —que impidió la relación legal con la agencia inicialmente buscada—", la acusada consiguió que dicho empleado, "por su cuenta y riesgo y contraviniendo las normas" de la empresa, "le permitiera contratar a crédito con la sucursal", lo que la condenada "aprovechó para comenzar a ofrecer viajes a precios inferiores a los ofertados por la agencia y a los de mercado a cuantos pudieran estar interesados, lo que a su vez fomentaba la difusión de sus actividades ante potenciales clientes interesados en los bajos precios".

De esta manera, cobró de terceros cantidades de dinero como contratación de viajes combinados, estancias hoteleras y billetes en medios de transporte "en un volumen cada vez mayor, empleando para relacionarse con esas terceras personas dos cuentas de correo electrónico".

Así, y cuando aparecían terceras personas interesadas en contratar algún servicio turístico, "lo que usualmente ocurría por el boca a boca generado por los mismos usuarios satisfechos con precios tan bajos para la media del mercado", la acusada les hacía ingresar la totalidad o una gran parte del importe mediante transferencia o ingreso en una cuenta bancaria abierta a su nombre en Bellavista.

"para su lucro personal"

Del dinero así obtenido "se apropiaba la acusada para su lucro personal", dice la Audiencia, que relata que la imputada, "conforme pagaba algún viaje, solicitaba muchos más, cada vez en mayor número puesto que ofrecía precios inferiores a los de mercado, al margen de la agencia", y llegando incluso a "regalar en algunas ocasiones viajes o estancias hoteleras a clientes que repetían con ella o como forma de difundir sus servicios y fomentar más contrataciones de familiares o amigos".

Con ocasión del incremento de viajes en el verano, el empleado de la agencia detectó los desfases económicos y contactó con la acusada para que se pusiese al día en los pagos, dice la Audiencia, que concluye que el importe de las cantidades cobradas "que hizo suyas en ilegal beneficio" superó "notablemente" los 50.000 euros. De su lado, la agencia de viajes se hizo cargo de los abonos de los viajes realizados por las personas que contrataron con la condenada, sin percibir en todo o en parte ninguna de las cuantías cobradas por la misma.

La Audiencia considera que la actuación de la acusada "respondió a un plan preconcebido siempre sobre el engaño", citando así "la ficción de que era agente de viajes ante los potenciales clientes y, en el caso de la agencia, el crédito obtenido mediante engaño al trabajador con el volumen de ventas que le mostraba y el señuelo de que iría pagando puntualmente", todo ello "siempre con el mismo ánimo de lucrarse con el dinero recibido de quienes con ella contactaban, asumiendo el perjuicio que su actuar generaría tanto a ellos como a la empresa propietaria de la agencia de viajes que usó como soporte de sus actividades".

Viajes de novios, ANIVERSARIOS...

"La acusada inició una dinámica que poco a poco entró en un bucle o enredo malicioso en el que, con una parte de lo que recibía de los clientes, pagaba al empleado para que le fuera permitiendo contratar más viajes, que se incrementaban sobremanera a medida que se difundían sus actividades y se aproximaba la época estival", dice la sentencia.

El abogado de una de las afectadas, que pagó 600 euros por dos viajes a Praga que nunca realizó, ha señalado a Europa Press que, con la sentencia, "se hace justicia" y "se satisface, en parte, las pretensiones de las víctimas, lo cual no quiere decir que éstas recuperen su dinero puesto que la acusada está declarada en insolvencia".

Al hilo, Julián Rabadán ha recordado que las mayoría de los perjudicado son personas con un nivel económico medio-bajo a los que la acusada les ofrecía paquetes de viajes a precios muy bajos, viajes que estaban muy por encima del precio ofertado en el mercado, de modo que los clientes vieron la oportunidad de realizar cruceros, viajes a distantes capitales de Europa o EEUU que de otro modo no podrían realizar.

"El engaño urgido por la acusada para sorprende la buena fe de los perjudicados les produjo no solo un daño económico, sino también un profundo daño moral al ver defraudadas sus expectativas e ilusiones, pues se trataba, primordialmente, de viajes de novios, aniversarios, o el primer viaje que realizaban en su vida", ha sentenciado el letrado.

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