Hasta ahora, las cintas germanas tenían tintes mucho más dramáticos, como El hundimiento, nominada en 2004 a un Oscar y que mostraba los últimos momentos de Hitler. Ahora, el director Dany Levy –judío suizo– da un paso más con este filme en el que plantea cómo fue posible que los alemanes apoyaran al dictador.
Bajo efecto de las drogas
Mein Füher... comienza en diciembre de 1944, con Berlín en ruinas y un Hitler tan deprimido que no puede pronunciar un discurso. Para solventar el problema, el ministro de propaganda nazi, Goebbels, contrata a un actor judío. En el filme aparece un Hitler confundido por el efecto de las drogas: juega en la bañera con un pequeño acorazado y viste a su perro con el uniforme nazi.
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