El juez chileno Mario Carroza ha solicitado que el Servicio Médico Legal realice pruebas de ADN a los restos exhumados en abril en la casa museo de Pablo Neruda en Isla Negra -a unos 120 kilómetros de Santiago- con el fin de comprobar si pertenecen al poeta.

Esta decisión, adoptada tras la petición del abogado de derechos humanos, Eduardo Contreras, quien representa en esta causa a la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, discurre de forma paralela a la inminente llegada de los resultados toxicológicos que se esperan desde el extranjero.

El pasado mes de mayo, el juez ya recibió otro informe con exámenes radiológicos e histológicos realizados a los restos, que concluyó que el escritor padecía un cáncer de próstata avanzado y con metástasis. "Lo importante son las muestras óseas que se enviarán a Estados Unidos", dijo entonces Contreras; también se enviaron muestras a España.

Carroza investiga la muerte de Neruda desde mayo de 2011, cuando fue presentada una querella para esclarecer si el poeta murió de cáncer o asesinado con una inyección letal por agentes de la dictadura de Augusto Pinochet.

"Si el ADN no coincide con el de sus familiares, estaríamos en condiciones de confirmarlo con muestras de sus padres, que se encuentran inhumados en el sur del país", precisó Carroza. Hasta comienzos de 2011, la versión oficial sobre la muerte de Neruda, ocurrida el 23 de septiembre de 1973, era que se debió a un cáncer de próstata.

La querella que abrió la investigación la presentó el Partido Comunista (PC), después que el antiguo chófer de Pablo Neruda, Manuel Araya, asegurase en una entrevista que el autor de Veinte poemas de amor y una canción desesperada había sido asesinado por la dictadura de Augusto Pinochet.

Neruda, ganador del Premio Nobel de Literatura 1971, murió en la clínica Santa María de la capital chilena, doce días después del golpe militar que el 11 de septiembre de 1973 derrocó al presidente Salvador Allende. Según Araya, "a Neruda se le inoculó una inyección el 23 de septiembre (de 1973). Si no le hubieran puesto esa inyección, Neruda no muere", insistió.

Desde 1992 los restos del creador de Canto General y de Matilde Urrutia, su tercera esposa, fallecida en 1985, reposan en una misma tumba en Isla Negra, por expreso deseo del poeta, pero cada uno en un féretro.