Así, a lo largo de 2005, el 091 arrestó a 156 menores, una media de 13 al mes, mientras que entre enero y noviembre de este año hubo 100 detenidos: 9 al mes. Esta tendencia a la baja refleja el descenso de delitos cometidos por jóvenes. A juicio de la Policía Nacional, la situación actual podría deberse a un mayor control por parte de los padres y a una mejora en la educación.
Pero también al trabajo del 091, pese a su limitada capacidad de actuación. La ley establece que sólo se puede detener a los mayores de 14 años, a los menores se les puede únicamente identificar.
Tanto en un caso como en otro, la notificación del delito llega a los padres y a la Fiscalía de Menores, que suele pedir la colaboración de los tutores para atajar el camino de delincuencia que llevan sus hijos. Una lucha conjunta que ha permitido reducir las detenciones y también las actuaciones de bandas organizadas que se se nutrían de adolescentes de familias acomodadas en las que los padres apenas controlaban a sus hijos.
Menos peleas y pocas chicas
La mayoría de los delitos cometidos por menores son robos. Durante el pasado año, además, el 10% de las detenciones fueron por agresiones, mientras que en lo que va de 2006 han caído en picado: representan el 4% del total. También han pasado a ser anecdóticos los arrestos por actos vandálicos. En cuanto al perfil de los pandilleros, nueve de cada diez son chicos -las chicas son minoría- y apenas hay extranjeros.
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