«Cuando pulsé el botón fue emocionante. Ahora Viganella tiene luz del sol», dice Alba, quien se alegra de haber conocido otra cultura y de valorar el sol. «Lo necesitamos. Sin él estaríamos más enfermos», dice la niña.
Al encuentro de la luz no faltó el cura del pueblo que ante televisiones de todo el mundo bendijo el acto. Hubo flamenco, degustación de jamón de Huelva, vinos del Condado y productos de la región piamontesa.
Alba Fontenla dejó allí su dibujo de la luz de Huelva con el que ha ganado este viaje. Lo pondrán en un museo. Su maleta vuelve repleta de regalos. En marzo, una delegación de Viganella visitará Huelva y Cortelazor, el pueblo de Alba.
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