Kiersten Essenpreis combina en sus ilustraciones los detalles con la imaginación. Es capaz de reunir en un mismo dibujo guiños visuales de 99 capítulos diferentes de Seinfeld, ilustrar al Jocker interpretado por Jack Nicholson modificando con espray una famosa plantilla de Banksy o imaginar a Alien llevando al veterinario a Jonesy, el gato de Ripley.

"Trato de mantener el sentido del humor en todo lo que hago", dice la ilustradora estadounidense, que desea que el espectador "se pueda sentir relacionado" con cada creación, "que siempre haya algo que resulte familiar". Partiendo de una base conocida, añade su toque personal y deja que el público interprete esa parte imaginativa "con sus pensamientos, sentimientos y experiencias personales".

Se basa en el realismo y usa colores planos. Las obras casi siempre son de tamaño pequeño y están protegidas por una capa de resina que aporta un extra de vivacidad a los tonos. Entre sus últimos proyectos está la serie dedicada a famosos villanos protagonizando acciones cotidianas, imaginando "lo que podrían hacer fuera de la pantalla".

Sin paisaje y con un fondo que se reduce a un color, ilustra a Shredder y Krang (los enemigos de las Tortugas Ninja) patinando y con un refresco en la mano, a Michael Myers (asesino inmortal de la saga de películas Halloween) planchando su uniforme de mecánico o a Norman Bates (protagonista de Psicosis) columpiando a su querida madre una tarde de domingo cualquiera.

A lo largo del día no deja de hacer fotos para documentar todo lo que pueda servirle como inspiración: no hay momentos libres. Admiradora de la serie de televisión Breaking Bad, Essenpreis comenzó a fijarse en los llamativos trajes del abogado Saul Goodman y documentó con rápidas fotografías el vestuario del personaje en cada capítulo. Con la recopilación realizó la ilustración 30 Days of Saul Goodman (30 días de Saul Goodman), un catálogo pictórico de los conjuntos de camisa, chaqueta y corbata. La obra llamó la atención del canal de televisión estadounidense AMC, que la incluyó en un libro editado sólo para el equipo y los actores con motivo del final de la serie.

Aunque reconoce su deuda con los héroes y villanos de la cultura pop, Essenpreis tiene desde el comienzo de su carrera como ilustradora un lado poético e intimista, inspirado en viejas historias familiares, el surrealismo y "la exageración de los recuerdos de la infancia". La autora construye un universo creativo de personajes con aparatosos peinados en los que hay casas edificadas, cortinas de ducha hechas de pelo humano, cuerpos de bicicletas hechos con esqueletos humanos... Un carrusel de imágenes distorsionada y fantásticas de sucesos como vistos o reconstruidos por un niño.