'Belleza completa', retratos de mujeres obesas que exhiben su físico con serenidad y dignidad

  • El fotógrafo italiano Yossi Loloi subraya el derecho de cualquier individuo a ser considerado bello sin encajar en los estándares de 'perfección' física.
  • Rechaza que sus fotos hagan apología de la obesidad y denuncia que vivimos en una creciente "pérdida de empatía".
  • Las modelos —europeas y estadounidenses y de diferente procedencia social y cultural— posan en escenarios asépticos, desnudas o en ropa interior.
Uno de los retratos del proyecto 'Full Beauty' de Yossi Loloi, fotógrafo italiano
Uno de los retratos del proyecto 'Full Beauty' de Yossi Loloi, fotógrafo italiano
© Yossi Loloi - www.fullbeautyproject.com
Uno de los retratos del proyecto 'Full Beauty' de Yossi Loloi, fotógrafo italiano

"Cuando alguien sugiere que estoy a favor de la grasa, va en la dirección equivocada. Estas son fotos artísticas y deberían ser analizadas y vistas por su mensaje. Lo que trato de subrayar es que cualquier individuo tiene el derecho de ser considerado bello y que la belleza no pertenece a una categoría".

El fotógrafo italiano Yossi Loloi (Milán, 1976) tiene claro que la aceptación del otro no está a la orden del día, que "la pérdida humana de la empatía" y la "glorificación" de una supuesta perfección del cuerpo provocan que vivamos obsesionados por cierta imagen física, promovida públicamente hasta la saciedad.

Como contestación a esa "dictadura de la estética" retrata desde 2006 a mujeres obesas para Full Beauty (Belleza completa), una colección de imágenes sobrias y sinceras con modelos que exhiben su físico con serenidad y dignidad. "Para mí estas mujeres representan, más allá de la belleza y la feminidad, la lucha de un individuo por la autoaceptación", dice el fotógrafo, que comenzó el proyecto precisamente acudiendo a las reuniones de "aceptación de la gordura" que celebraba un colectivo de personas obesas.

Sin retocar celulitis ni imperfecciones

Fascinado por la actitud y la apariencia de sus modelos, Loloi aprendió en las sesiones de fotos "a no dar nada por hecho". Procedentes de Europa y los EE UU, de contextos sociales y culturales muy diferentes, aceptaron sin trabas ser fotografiadas: "Supongo que cuando tu idea encaja con las creencias de alguien, eso simplemente sucede". Los escenarios (habitaciones de hotel y domicilios) son asépticos y tienen pocos elementos de distracción para que la pureza del cuerpo sea el centro de cada retrato.

Las uñas pintadas, los tatuajes, la lencería, las pulseras o los zapatos de tacón son sólo apuntes que rodean a la mirada frontal e intensa que transforma cada imagen en una confesión. El fotógrafo no intenta esconder "la celulitis ni las imperfecciones" para intentar que el espectador se sienta más cómodo con el resultado final. No pretende el agrado general y ve positivo que se haga cualquier comentario sobre la iniciativa porque "sólo cuando creas un debate puedes empezar a darte cuenta de que algo no va bien... Al menos para todo el mundo".

De las fotos del creciente proyecto, el autor elige como uno de sus favoritos el retrato de Jossie, una chica joven de Nueva Jersey, sentada frente a la chimenea de una casa de paredes amarillas, que muestra un tímido amago de sonrisa. "Me contó que nunca se había desnudado frente a una cámara", recuerda Loloi, que poco a poco construyó la confianza necesaria para quitarle seriedad al momento del retrato.

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