El Ayuntamiento de Logroño, la Consejería de Agricultura y Fundación Cáritas Chavicar han puesto en marcha en Logroño un nuevo programa de recogida de corchos, que conjuga "la labor social que desarrolla esta entidad con la gestión adecuada de un producto tan ligado a la actividad económica de la región como es el corcho".

La alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra; el consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Íñigo Nagore; y el gerente de Fundación Cáritas Chavicar, Jesús Pablo Romero, han presentado este jueves esta iniciativa, que, hasta ahora, se llevaba a cabo "en experiencias aisladas o de empresas, y que, por primera vez, está impulsada por parte de las instituciones".

Este proyecto se pondrá en marcha de forma inmediata aprovechando los canales de recogida de que dispone la Fundación Cáritas Chavicar, relacionados con la recogida de aceite y la de ropa usada. En un principio, se desarrollará en Logroño con la idea de que vaya implantándose en otros municipios de la comunidad.

De este modo, el Ayuntamiento de Logroño adquirirá 700 recipientes "que se distribuirán entre bares, cafeterías, restaurantes y hoteles, así como en bodegas, y se pondrán a disposición de los ciudadanos los puntos limpios, tanto el fijo como los móviles que se desplazan por todos los distritos de la ciudad, y los cuarenta contenedores de ropa usada de Cáritas Chavicar", como ha detallado Gamarra.

La Fundación Cáritas Chavicar se encargará de la recogida de los tapones de corcho mediante sus medios propios. Los tapones recogidos serán almacenados por la Fundación y enviados posteriormente a una empresa del sector.

Como ha señalado Romero, "el corcho es un residuo problemático, porque ocupa mucho pero pesa muy poco, 22 gramos por corcho, para conseguir una tonelada necesitamos 218.000 corchos, y su revalorización tampoco es especialmente alta". Ha señalado que, para su extensión a toda La Rioja, se contará con 55 contenedores más.

Sin embargo, ha valorado la iniciativa "porque preserva el medio ambiente y viene, en nuestro caso, a consolidar puestos de trabajo". Para poder llevarla a cabo, ha reclamado "la implicación de la hostelería" y de toda la sociedad, porque, según ha calculado, "cada riojano consume unos 6,4 litros de vino, y hay unos dos millones de botellas circulando en el mercado".

Para el consejero Iñigo Nagore, "es una iniciativa que es para felicitar, porque persigue una calidad medioambiental de la excelencia, y si, además, en ello se colabora con Fundación Cáritas Chavicar, mejor".

"Con la implicación de todos -ha añadido- podremos ver en Logroño primero, y después en toda la comunidad, cómo se revaloriza este producto, haciendo una buena labor. Y hay que buscar una empresa para que esa valorización se quede en La Rioja. Así, podemos servir de modelo para otras ciudades y otras comunidades".

El proyecto.

Este proyecto no conlleva rentabilidad económica, pero su objetivo es preservar el medio ambiente, mediante la gestión adecuada de este tipo de materiales y, por otra, contribuir al desarrollo social, ya que supondrá la consolidación de un puesto de trabajo en Cáritas Chavicar y la futura creación de algún empleo más.

El destino final de los corchos sería su transformación en otros artículos, como pavimentos, aislantes para la construcción o complementos varios, como plafones para colgar papeles, posavasos o suelas de sandalias.

En España no existe una cultura de reciclaje de los tapones de corcho ya que, pese a ser un producto perfectamente reciclable, su proceso de recogida selectiva tiene un elevado coste económico y no es rentable. Actualmente el corcho se suele tirar a la basura y, en el mejor de los casos, es reciclado como materia orgánica.