El desalojo de una masía okupada en Montcada i Reixach (Barcelona) terminó con un balance de cinco detenidos y un mosso herido leve. Los activistas que habitaban Can Piella ofrecieron una singular resistencia durante la mañana de este miércoles ante el desalojo del centro social autogestionado. Dos de ellos se encadenaron al tejado de la finca, a unos 15 metros de altura, según fuentes del colectivo.
Los mossos detuvieron a cinco personas a las que se les imputan los delitos de lesiones y atentado a agentes de la autoridad. Un mosso sufrió una lesión leve cuando, en una de las detenciones efectuadas, "la persona se resistió activamente", según relató la policía catalana.
A las 6.00 horas de este miércoles, agentes antidisturbios de los Mossos se personaron en Can Piella para cumplir con la orden de desalojo dictaminada por un juzgado de Cerdanyola del Vallès. Pero la policía se encontró con una resistencia organizada. Dos jóvenes se encadenaron en una plataforma situada en el tejado.
Tras el intento por parte de los agentes de construir un andamio para alcanzar a los okupas, se echó mano de una grúa y a las 9.30h se procedió a detener a los dos activistas.
Según relatan fuentes de los okupas de Can Piella, fueron varias las personas encadenadas también en los alrededores de la finca, rodeada de campos agrícolas y de bosque. En diversos puntos de Can Piella se han colocado colmenas de abejas y payeses de la zona excavaron surcos en los caminos de acceso para colaborar con la resistencia al desalojo de este centro autogestionado y ecologista. Según los okupas, el alcalde de La Llagosta les ha dado también su apoyo.
Desde Can Piella hacía unos días que se esperaba el desalojo de la masía, propiedad del grupo inmobiliario Alcaraz, por lo que pidieron colaboración a través de la redes sociales para plantar cara a la operación policial. "Es la especulación devastadora la que nos ataca, son las estructuras y los valores que rigen las políticas sociales las que quieren echarnos de aquí", se leía en un comunicado lanzado por el colectivo.
"Nosotros defendemos con nuestras vidas la fertilidad de las tierras, el saber compartir, el patrimonio, la colectividad, la descentralización del poder, la autonomía", añadían. Can Piella estaba abandonada desde hacía diez años y hace tres y medio que se okupó y rehabilitó, incluídas las tierras de cultivo de su entorno, abiertas también a los vecinos y agricultores de la zona.
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