No partía como favorito —seis candidaturas frente a las 16 de Miguel del Arco— pero finalmente los Premios Max de teatro se decantaron el lunes por Mario Gas y su musical Follies. La obra obtuvo seis premios: el de mejor director de escena (Gas), director musical (Pep Pladellorens), figurinista (Antonio Belart), actriz de reparto (Asunción Balaguer), actor protagonista (Carlos Hipólito) y espectáculo musical (Teatro Español). Para Gas, una sorpresa... en parte.

Seis Premios Max. ¿Los esperaba?

Me sorprendió recibir el Premio a la Mejor Dirección porque pensé que recaería sobre Alfredo Sanzol o Miguel del Arco, que son dos directores muy potentes a quienes quiero, respeto y admiro. Pero, entonces, me lo concedieron a mí y ahora lo comparto con ellos.

¿Le parece que es representativo que el máximo triunfador de los Max haya sido un musical, su obra 'Follies'?

Un musical también es teatro. En este caso se trataba de un teatro en el que las ideas y los conflictos se expresaban a través de una música bellísima que homenajeaba a la profesión, a un mundo que se acaba y a una voluntad de seguir existiendo. No creo que el hecho de que sea un musical en vez de, por ejemplo, un drama o una comedia, implique diferencias.

¿Servirá para callar a los que criticaron que un teatro público como el Español realizara en la temporada anterior una inversión tan grande para producirlo?

La inversión que se realizó era la adecuada para un espectáculo de sus características. La obra daba trabajo a 20 músicos, 40 actores... así como a iluminadores, técnicos, etc. Una de las misiones de los teatros públicos es abordar proyectos que la privada no puede llevar a cabo y hacerlo con un criterio en el que no prime el bolsillo.

De los seis galardones, ¿cuál ha recibido con más emoción? 

Hay dos fundamentales: uno, el del Premio al Mejor Espectáculo Musical. Considero que es el que reconoce el trabajo de todos los que hemos participado en el proyecto, al equipo de más de 100 personas que estábamos en el Teatro Español. Y luego destacaría, de una forma entrañable, el de Mejor Actriz de Reparto que ha correspondido a Asunción Balaguer.  Asunción es una jovencita de 87 años con una calidad humana y artística espectaculares. Todos los de la compañía hemos terminado adorándola.

¿Fue difícil convencer a Carlos Hipólito para que les acompañara en un musical?

Carlos es uno de los mejores actores de su generación. Hace muchos años me confesó que le gustaba cantar. Cuando llegó esta ocasión, primero se mostró indeciso. Yo sabía que lo iba a hacer muy bien. El día de la audición le dije: "Carlos, vas sobrado". Luego él, que es muy estudioso, tomó clases de voz e hizo una pareja magnífica con Vicky Peña. Su Max a mejor actor es merecidísimo.

Pese a todo, ¿el 'teatro sí puede', como se repitió varias veces en gala del lunes?

El teatro sí puede, el ser humano sí puede, la ciudadanía de este país sí puede... y los que mandan o pretenden mandar  tienen que ponerse las pilas y escuchar a la base. Y que no nos descalifiquen tachándonos de una u otra ideología: los ciudadanos están pidiendo que se cambien cosas porque no les gusta como están. Cuando se nos dice que hay que tener paciencia o que algún día la gente vivió por encima de sus posibilidadaes, uno se pregunta por qué se rescatan bancos mientras a la gente siguen desahuciándola y despidiéndola.  A los políticos hay que advertirles de que la democracia está más allá de ellos. A veces el periodo de cuatro años entre elección y elección puede ser un secuestro de la democracia. Pero sí, podemos.

¿Es optimista, entonces?

Una vez hice un monólogo llamado El pesimista alegre. Yo podría ser ahora un 'optimista triste'. Hay que luchar para que las cosas vayan a mejor y hacerlo a cara descubierta. El presidente de los Premios Max decía el lunes que no hay que quejarse pero sí protestar y analizar. El teatro tiene fuerza y vitalidad pero las administraciones lo están masacrando con los recortes y con la difamación: "Si no eres de los míos, estás contra mí", dicen. Y por eso hay que decir "no". Hay que estar con el mazo dando pero con cierta alegría de que esto sigue y sigue.

En su discurso en la gala presentó el teatro como una lucha. ¿El arte debe ser reivindicativo? 

Pedí poder reivindicar sin que se nos cuelgue la etiqueta de ser de 'los de la ceja' o 'de los no ceja'. La mayoría de la gente del teatro somos independientes, no estamos en siglas de partidos, y el teatro es reivindicativo porque es un espejo del mundo, del ser humano y de la sociedad en la que vive. Pretender que el teatro sea solo teatro es una actitud política engañosa. Y pretender que el actor y los directores no opinen sobre lo que acontece es una actitud de mordaza porque la gente del teatro son también ciudadanos.

En 2012 culminó su etapa como director en el Teatro Español. ¿Lo echa de menos?

Ocho años al frente de un teatro público son suficientes para cubrir una etapa. El balance general ha sido positivo. Si bien no todo ha sido de color de rosa, hemos dejado unos teatros llenos de gente, se ha abierto la sala pequeña del Teatro Español y el complejo de El Matadero en Madrid, hemos montado un equipo y lo hemos conectado a una ciudad tan variopinta como es Madrid. Por lo demás, soy poco dado a la nostalgia. Ahora estoy en otras cosas.