El sindicato LAB ha advertido de que, pese al descenso en el desempleo, no hay "ninguna razón objetiva" para pensar que existe "un cambio de tendencia" y ha asegurado que "no cabe otra estrategia que la acumulación de fuerzas sociales y su activación" para "dar una respuesta contundente a las imposiciones de Madrid" y "forjar una estrecha alianza en torno a la defensa de los derechos laborales y sociales".

En un comunicado, la central ha indicado que la reducción de las cifras de desempleo de abril, dadas a conocer este lunes, es "transitoria". Según ha destacado, "se trata del primer dato positivo en cuatro meses" y no hay "ninguna razón objetiva para pensar que estamos ante un cambio de tendencia".

Aunque ha considerado que "cualquier descenso del paro, por pequeño que sea, representa un alivio en la medida en que atenúa una situación cada vez más insoportable para miles de trabajadores sin empleo y sin recursos económicos", ha precisado que "ni el contexto recesivo que atravesamos, ni las políticas económicas y reformas acometidas por los gobiernos, ni la evolución del resto de variables del mercado laboral, permiten ser optimistas".

En esta línea, ha lamentado que el incremento interanual del paro en Euskadi y Navarra "alcanza hoy niveles escandalosos" y, en la actualidad, "tan sólo una de cada tres personas oficialmente en paro cobra una prestación contributiva por desempleo y otro 20,7 por ciento recibe alguna prestación asistencial". De esta manera, ha destacado, "más de 107.000 personas en paro no cobra ningún tipo de prestación por desempleo", el 46 por ciento de los desempleados.

Por otro lado, ha recordado que los datos de la EPA recientemente difundidos por el INE "certifican que la destrucción de empleo no se ha detenido", teniendo en cuenta que "en el primer trimestre del año se perdieron alrededor de 19.600 puestos de trabajo" en las dos comunidades.

Ante esta situación, ha denunciado, "se suceden insistentes apelaciones a la paciencia lanzadas por el Gobierno central", que cree "insultantes" después de "cinco años de crisis y durísimas reformas antisociales". "Sobre todo —ha añadido— cuando se juega de forma provocadora con la esperanza de tantas personas arrojadas al paro y a la pobreza".

Por ello, ha defendido que "no cabe otra estrategia que la acumulación de fuerzas sociales y su activación, no sólo con el propósito de dar una respuesta contundente a las imposiciones que nos llegan de Madrid, sino también con el objetivo de forjar una estrecha alianza en torno a la defensa de nuestros derechos laborales y sociales".

Según ha indicado, "se trata de poner en marcha un ejercicio de soberanía que culmine con la elaboración de una Carta Social en la que se recojan las principales reivindicaciones de la inmensa mayoría de la sociedad vasca y su derecho a decidir sobre las mismas, sin injerencias externas", un proceso al que se pretende dar inicio con la huelga general del próximo 30 de mayo.