La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Jacques Chirac, han manifestado su apoyo a la propuesta de la Comisión Europea de congelar parcialmente las negociaciones para la adhesión de Turquía a la UE por las discrepancias existentes con ese país sobre Chipre.

"La propuesta de la Comisión de congelar algunos capítulos de las negociaciones para la adhesión es una buena base para las consultas que celebrarán al respecto los ministros de Asuntos Exteriores de la UE y después el Consejo Europeo" la próxima semana, dijo Merkel.

Merkel insistió en la coletilla "buena base", dejando entrever que no desistirá en su intento de ir más allá que la Comisión y apostará por la introducción de una "cláusula de revisión" al proceso negociador con Turquía.

Esa cláusula propone aparcar las negociaciones con Ankara 18 meses, tras lo cual, los 27 estados miembros del Consejo Europeo deberán pronunciarse sobre la eventual reanudación del proceso.

El contencioso chipriota

El futuro de Turquía pasa por su disposición para solventar el conflicto con Chipre.

Chipre consiguió su independencia en 1960 del Reino Unido, pero las comunidades greco y turco chipriotas siguieron enfrentadas, lo que obligó a la ONU a intervenir con una fuerza de pacificación en la isla que continúa en el país.

El 20 de julio de 1974 los turcos invadieron el norte de la isla y el 13 de febrero de 1975 ocuparon el 40% del territorio. En 1978 se proclamó el nacimiento de la República Turca del Norte de Chipre.

Es la última capital dividida del continente europeo. Por ella pasa la línea Atila o línea verde, que fragmenta Chipre en dos zonas: griega y turca.

Esta franja está controlada por mil soldados de la ONU.

La República de Chipre, cuyo presidente es Tasos Papadopoulos desde 2003, es un Estado reconocido internacionalmente y forma parte de la UE desde mayo de 2004. La otra parte de la isla es la República Turca del Norte de Chipre, cuyo presidente es Mehmet Ali Talat desde 2005 y que sólo es reconocida por Turquía.

Las conversaciones comenzaron en 1997 entre el presidente grecochipriota, Glafco Clerides, y el arzobispo de origen griego Makarios III con el líder de la comunidad turca, Rauf Denktash, y han continuado hasta 2006 sin que ninguno de los dos Estados se haya puesto de acuerdo en las condiciones de la unión.

Le solicita que abran sus puertos y aeropuertos al transporte con la República de Chipre y le ha puesto como plazo el próximo diciembre. También se ha propuesto la cesión a la ONU por dos años del control del distrito de Varosha y del puerto de Famagusta, ciudad situada al noreste de la isla de Chipre que los grecochipriotas quieren recuperar, ya que fue invadida por Turquía en 1974 y unas 45.000 personas huyeron.

Desde que la línea de demarcación fuera abierta en 2003 en Chipre, las dos comunidades pueden cruzar libremente. El último muro de la vergüenza europeo sigue en pie en la isla de Chipre.