El drama del paro en España: "Hoy en día cualquiera está en riesgo de exclusión"

Cola en una oficina de empleo.
Cola en una oficina de empleo.
EFE/ARCHIVO
Cola en una oficina de empleo.
Los datos del paro han vuelto a batir récords. Entre los 6,2 millones de desempleados que contabiliza la Encuesta de Población Activa, según los datos difundidos este jueves por el INE, hay varios colectivos profundamente tocados por esta dramática situación, como los jóvenes.

También ha crecido el número de hogares con todos sus miembros sin trabajo, hasta 1,9 millones, y el número de parados de larga duración roza ya los tres millones; por otro lado, siete comunidades autónomas tienen un paro que supera el 30%.

Los perfiles de los afectados son diversos: algunos, los de menor edad, barajan seriamente salir del país para buscar oportunidades; otros se han resignado a aceptar "lo que salga".

Estos son algunos de los españoles que viven hoy, como pueden, sin un trabajo:

Diego, 36 años, parado de larga duración.Diego, 36 años. Es parado de larga duración. Lleva dos años y dos meses en el paro y ya no tiene derecho a ninguna prestación. Fue baloncestista profesional durante 16 años —dejó la carrera de Sociología para poder viajar y competir a nivel europeo—, aunque compatibilizó este deporte durante seis años con un trabajo de administrativo en una constructora.

Antes de que varios EREs afectaran a la práctica totalidad de la plantilla —"había unas 3.000 personas y hoy quedan unas 14"—, salió de la empresa con un despido pactado y 40 días de indemnización. Su mujer trabaja, pero los aproximadamente 1.500 euros que gana al mes solo sirven para "pagar la hipoteca y comer". Asegura que no paran de "apretarse el cinturón" y que "menos a lo básico", han renunciado a casi todo, aunque siempre, dice, echa "una sonrisa a la vida".

Vive en un pueblo de Guadalajara y tiene una hija de seis años. La situación de sus padres y la de los de su mujer, apunta, "no es mejor" que la suya. "Mi padre, que era tapicero, perdió su negocio en el año 93 y después le diagnosticaron un cáncer; ahora cobra una pensión de 600 euros", explica. Son ellos los que les echan una mano.

Asegura que "nunca pierde la esperanza", pero cree que ahora mismo la única manera de encontrar trabajo es "tener un amigo que sepa cómo trabajas y cómo eres y te quiera contratar". Ya no busca un empleo concreto, aceptará "lo que salga".

Andrea, 25 años, en paro.Andrea, 25 años. Se licenció en Historia e hizo el examen para dar poder dar clases en colegios, "el antiguo CAP". Es mujer y joven: la tasa de paro femenina ha subido 1,06 puntos y se sitúa en el 27,61%.

Su último trabajo duró seis meses y fue de camarera; cobraba entre 800 y 900 euros, "pero al menos tenía contrato", explica. No fue así durante los tres años en los que trabajó en una tienda. No tiene derecho a prestación y está buscando empleo desde el pasado mes de octubre.

Cree que la temporada de verano le ayudará a conseguir algo —"por las terrazas"— pero si no, tendrá que volver a vivir con sus padres solo un año después de independizarse. Vive en un piso compartido.

Ve muy complicado trabajar de lo suyo, tal y como está el sector de la enseñanza, "está muy mal, hay muchos despidos de interinos y las oposiciones no van a salir en unos cuantos años", destaca. Algunos de sus amigos han optado por irse al extranjero, pero ella, "por ahora", aguantará en Madrid, "si nos vamos todos será peor", añade.

Su familia está preocupada por su situación, "tengo una hermana, pero soy la mayor y no tengo estabilidad económica". Prácticamente ninguna de las personas de su entorno trabaja en algo relacionado con lo que ha estudiado.  

Ramón, 27 años, parado.Ramón, 27 años. El eterno joven. Ha encadenado becas de investigación en la universidad durante cinco años. Estudió políticas, hizo un máster y ha empezado un doctorado. Quiere dedicarse a la vida académica y reconoce que lo tiene complicado.

Lleva más de cuatro meses en paro porque se le terminó el último contrato de investigador en la Universidad Autónoma de Madrid, pero no tiene derecho a prestación alguna, "no tengo ni un solo día cotizado", explica. "Hace un tiempo trabajar de lo mío ya era difícil, pero ahora ni siquiera se puede trabajar de cualquier otra cosa. Reconoce que, mientras habla con 20minutos.es, consulta en su ordenador anuncios de becas en el extranjero.

Algunos de sus amigos ya emigraron a ciudades como Dublín o Londres —"ahora nos cuesta juntar a gente suficiente para jugar un partido de fútbol"—, aunque su intención es quedarse en España para poder "trabajar como me habían prometido que podría hacer", dice en alusión al Gobierno. "Han sacrificado cualquier posibilidad de recuperación económica y cualquier derecho social para reducir el déficit y el paro, que no hacen más que crecer", asevera.

Considera que es imprescindible que los políticos "vuelvan a gobernar para los ciudadanos" porque si no, añade, "no saldremos". Ramón pertenece a la plataforma Juventud sin Futuro, uno de los colectivos que impulsó el movimiento 15-M.

Celia, 36 años, toda su familia en paro.Celia, 36 años. Lleva dos años en el paro y su marido perdió el trabajo hace solo dos semanas. Viven en Cádiz, provincia con una tasa de paro del 41,62%, la más castigada del país. El número de hogares con todos sus miembros en paro alcanzó 1.906.100 en el primer trimestre del año.

Esta psicóloga trabajaba, como su marido —sociólogo de 39 años— en una fundación sin ánimo de lucro dedicada a programas de formación y empleo y muy dependiente de las subvenciones públicas. Los recortes en este tipo de partidas desde el Ministerio de Empleo, explica, dieron la puntilla a sus trabajos. En Andalucía, señala, las cosas tampoco van bien.

Su caso, además, tiene "varias aristas", ya que tienen un hijo de casi cuatro años, Guille, con una enfermedad rara, el síndrome de Wolf-Hirchhorn. Solo hay 30 niños en España con esta dolencia. Se le reconoció el grado máximo de dependencia hace más de dos años y entonces pidieron la ayuda correspondiente, pero nunca les llegó. "Está todo parado, no hay dinero".

Toda la familia vive con los 426 euros que Celia cobra de "ayuda familiar", pero solo le queda para unos seis meses más. Con este panorama, ella dedica su vida a cuidar al niño y su marido, que aún está con el papeleo del paro, no ha tenido tiempo de buscar nada. Como no podían pagar un alquiler, el matrimonio decidió, además, irse a casa de la madre de Celia.

"Hoy en día cualquiera está en riesgo de exclusión", asegura, "da un poco igual la preparación que tengas". En su entorno cada vez más amigos se van quedando sin trabajo o cobran la mitad de sueldo que hace unos años. Reconoce no saber qué hacer, al menos a corto plazo.
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