Ahora cambia el dial. Tiene 25 años y lleva cuatro en Euskadi. Estaba enganchada a Radio Tropical porque le encanta la salsa. Pero ha empezado a escuchar los 40 Principales. Y come gambas a gogó. En Bolivia no hay mar, y antes no probaba el pescado. Está integrándose.
Le costó hacer vida. Al principio, aquí sólo tenía una amiga, así que prefirió ser interina. Luego conoció la asociación latinoamericana Inti Llacta y se acabó lo de dormir en la casa donde trabajaba como empleada de hogar. Con el colectivo hace danzas bolivianas y con sus amigos, bailes tropicales en discotecas de Bilbao.
Llegó Evo y todos miraron a su país. Ella salió de Bolivia porque ganaba lo mínimo para vivir. Ahora pide una oportunidad para el nuevo presidente, «que ayuda a los pobres». Teresa buscó fuera su oportunidad.
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