Ahí se guarda la droga hasta que aparece un comprador. Han aparecido también instalaciones similares en Asturias, según los datos que maneja Interior.

Mantener el negocio

El número y la importancia de las incautaciones de droga en la costa gallega crece año tras año. Sin embargo, hay oferta suficiente para una demanda que aumenta y, curiosamente, los precios de la droga caen.

Son estos almacenes de los que habla la Secretaría de Estado de Seguridad los que mantienen el mercado a flote. La persecución de estas instalaciones será mucho más intensa.

Los servicios de Inteligencia son conscientes además de la existencia de una veintena de grupos delictivos que operan en el norte de España, en ocasiones cerca de las zonas fronterizas que separan Galicia de otras comunidades como Asturias, Cantabria y el País Vasco. La droga es uno de sus principales campos de acción.

Los medios de comunicación se hacen eco de esos movimientos de droga por parte de bandas y también de particulares. El último suceso se produjo este mismo mes. El pasado día 21 fue detenida una pareja asturiana que, tras alquilar un coche en Gijón, se desplazó con sus dos hijos a Galicia para la adquisición de droga, algo que parece ser fácil aquí.

«Las transacciones comerciales de estupefacientes entre ambas comunidades autónomas se han disparado en los últimos tres años», añaden fuentes policiales.

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Una raya: tres euros

Un joven menor de edad puede encontrar cocaína en las calles de cualquier ciudad gallega con mucha facilidad. Y además, a un precio más reducido que en años anteriores. Así, en Galicia se pueden conseguir rayas por tres euros y un gramo por unos 40-50 euros, frente a los 60 que se tenían que pagar hace algo más de un año en nuestra comunidad. Eso sí, la pureza de todo el material que adquieren los consumidores apenas supera el 50%.