La Fiscalía cambia de criterio y concluye que el taxista atacó primero

Sin embargo, mantiene que fue homicidio. «Estoy arrepentido, no quería matarlo», dice el acusado en la última sesión del juicio.
Las conclusiones finales en el juicio por la muerte del taxista Eduardo Robredo en diciembre de 2005 en Bilbao reservaron ayer una última sorpresa. La Fiscalía cambió de criterio y sostuvo que fue el taxista quien atacó primero, «con su propio cuchillo», al acusado, Reiny Enmanuel P., de 21 años de edad.El Ministerio Fiscal coincide así con la defensa y mantiene que el acusado le arrebató el cuchillo al taxista. A pesar del cambio en el relato, la fiscal mantiene la calificación de homicidio y pide para el acusado una pena de 12 años de cárcel. La fiscal cree que, una vez con el cuchillo, el joven «tuvo la oportunidad de salir corriendo», por lo que no habría legítima defensa.

En la última sesión del juicio también tomó la palabra el acusado. «Estoy arrepentido de lo que pasó; no quería matar al taxista», expresó. La acusación particular y la defensa mantienen sus conclusiones. El abogado de la familia de Eduardo Robredo lo acusa de asesinato y solicita una pena de 17 años de prisión.

El letrado, Ricardo Palacio, hace hincapié en la alevosía, es decir, en la intención de matar por parte de Reiny Enmanuel P. El hecho de que el conductor no echara el freno de mano y el coche se fuera para atrás hace suponer a la acusación que el taxista no tuvo tiempo de reaccionar.

Mientras tanto, la defensa pide la absolución al considerar la defensa propia o, en su defecto, cinco años de cárcel al contemplar varios atenuantes. Su razonamiento para justificar el ataque del joven se basa en el «miedo insuperable». Reiny habría reaccionado de ese modo «al verse sorprendido, por instinto de conservación».

El jurado, formado por 11 miembros, se reunió ayer para decidir el veredicto. Después será la magistrada que preside la sala de la Audiencia Provincial de Vizcaya la que establezca la pena.

¿De quién era el cuchillo?

Es uno de los elementos clave que no se ha logrado esclarecer en el juicio. Para la acusación particular, era del acusado, mientras que para la defensa y la Fiscalía, era del taxista. A pesar de sus diferencias, estos últimos coinciden en que lo podía llevar en el coche como elemento ornamental. La Policía confirmó que el cuchillo era de fabricación china y su precio era de seis euros, lo que hace pensar a la acusación particular que era un arma comprada por alguien «que no tenía un duro».

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