Son los efectos de los actos de los vándalos, que afectan al bolsillo de todos los coruñeses. Y es que cada año el Ayuntamiento gasta 1,2 millones de euros sólo en reparar los destrozos de estas áreas de juego, es decir, 3.300 euros diarios. «Muchas veces nos encontramos con aparatos arrancados. En otras ocasiones no es posible reparar y tenemos que reponer, por eso el coste es tan elevado», explica María José Cebreiro, concejala de Parques y Jardines.

Dos técnicos municipales se encargan de revisar cada día el estado de los parques.

Arreglan los pequeños desperfectos y también realizan informes sobre los problemas existentes en cada una de las áreas. Pero no pueden hacer nada contra los vándalos. «Es un problema grave que tenemos y hay zonas verdaderamente esquilmadas», dice Cebreiro.

La mayoría de ellos están en barrios alejados del centro urbano, como el de Adormideras.

Además de devolver a su estado original todos los parques de la ciudad, el Ayuntamiento se marcará un gran reto el próximo año: adaptar 12 áreas infantiles a la normativa europea. Entre ellas se encuentran la del Ventorrillo, Barrio de las Flores, plaza de España, Santa Margarita y plaza de As Conchiñas. Pero todavía quedan otras 16 sin suelos de goma o vallas de separación. «Todo estará listo en tres años», asegura la concejala.

Las claves de un parque 10

En el 2009, si se cumplen las previsiones del Gobierno local, todos los parques de la ciudad tendrán ya las medidas de seguridad que exige la Unión Europea para estas áreas.

Desde Bruselas se obliga a que estas zonas estén a 30 metros del tráfico rodado; que los juegos no tengan astillas; que el suelo sea de goma para amortiguar las posibles caídas de los niños o que se coloquen materiales resistentes para aguantar el uso y el paso del tiempo.