Misántropo afable, vegetariano, místico, adicto a la filosofía y excandidato eurovisivo. El músico Franco Battiato habla con 20 minutos antes de presentar en directo su nuevo disco, Ábrete Sésamo, en tres ciudades españolas. Este miércoles lo hará en Barcelona; el jueves, en Madrid y el viernes, en Burgos. El sábado, día en el que cumple 68 años, toca, al fin, descanso.

Su nuevo disco se llama 'Ábrete Sésamo'. ¿No será mejor en estos momentos cerrar la cueva de los ladrones y tirar la llave al mar?

Sí... Vivimos en una sociedad infernal, llena de mentiras, corrupción y únicamente interesada en el dinero y el éxito. Como en la Torre de Babel de la Biblia, todos hablamos el mismo idioma, pero estamos condenados a no entendernos. Es la pena del hombre contemporáneo, un castigo divino.

Entonces, ¿qué quiere liberar?

Siempre he pensado que una frase como Ábrete Sésamo' era mágica, un mantra. Es una llave que abre la puerta de nuestra voluntad para dirigirla hacia la sensibilidad. Pero no es una evasión, eso a lo que tantas veces recurren los humanos y que resulta tan inútil. Es una terapia.

Después de tanto tiempo, ¿sigue intacta su inquietud por explorar nuevas vías artísticas?

Siempre. En este disco, por ejemplo, hay una nueva visión de la muerte, que aparece como algo necesario y positivo.

¿Es así como la percibe?

Sí. El cuerpo es solo una carcasa, un coche que te conduce de un sitio a otro. En realidad la vida está en el interior del hombre o de la mujer. Lo hemos olvidado, pero tenemos vidas anteriores a esta en las que hemos sido a veces hombre, otras veces mujer y, otras veces, animales. Cuando se hace algo erróneo, se retrocede.

¿Qué razón metafísica le llevó a unirse con J de Los Planetas y Manuel Ferron (Grupo de Expertos Solynieve) para la adaptación de las letras al español?

Sandra Rotodo, directora del área de música de Prisa y una mujer, por cierto, muy interesante, nos puso en contacto. Yo antes no les conocía. Y han  hecho un trabajo perfecto, han sabido darle el sentido exacto a cada idea.

En su disco dice frases como 'Nos creemos libres y somos prisioneros' o "no hemos muerto nunca y no hemos nacido jamás". ¿Es todo un gran engaño y no lo sabemos?

Sí, exactamente. Este álbum muestra el desencanto, no es un trabajo feliz aunque algunas melodías y ritmos puedan parecerlo. Sus letras no lo son.

Le definen como un hombre hermético y solitario...

La soledad es fantástica. No pensaría jamás en ir a una discoteca con el 'pum pum'. ¡Oh, my god! Me parece horrible porque significa huir de la existencia de uno y tener miedo de la propia intimidad. Si el hombre teme a eso es que algo que no funciona. El hombre vocifera y habla fuerte para olvidar su propia existencia.

¿Y como lleva un hombre como usted los conciertos multitudinarios y las giras?

Cuando actúo en directo e interpreto canciones místicas, se crea un silencio religioso en la sala, una liturgia que ya les gustaría conocer al Papa y al Vaticano.

Vive en Italia, el país que cobija al Vaticano. ¿De qué color es la fumata en su casa?

Siempre blanca, de pureza. Pero las fumatas del Vaticano no me interesan. Sí me llaman la atención, sin embargo, los místicos españoles. En este disco hay frases de Santa Teresa de Jesús, que es maravillosa, y de San Juan de la Cruz.

Pronto llegará Eurovisión. Como exparticipante, ¿qué piensa de ese festival?

Tengo recuerdos muy simpáticos. Después de presentarme, durante mucho tiempo, me estuvieron pidiendo que volviera al certamen: "Por favor, es importante para la Italia", me decían. El día de la final, tras una hora de votación, estaba en el último puesto. Y pasó algo inesperado: los países del norte, de los que no esperábamos más de un punto, comenzaron a darme la máxima puntuación. Dieron la vuelta al marcador: gracias a los 12 puntos de Finlandia, Noruega, Groenlandia, Dinamarca... llegué a la tercera posición. Fue una gran sorpresa. El director de la BBC me dijo que nuestra tema era espléndido.

No ha permitido fotos en las entrevistas que ha concedido. ¿Timidez, coquetería o ganas de agilizar la promoción? 

Me dan pudor las fotos, no me gustan. Cuando me miro al espejo no me gusta tampoco demasiado lo que veo (risas).

¿No tienes como ir a estos conciertos? Comparte coche.