El president, Artur Mas, quiere que los consellers establezcan todas las vías de diálogo posibles con el Gobierno y el resto de partidos, aunque asegura que Catalunya no renunciará ni al derecho a decidir ni al estado del bienestar. Así lo ha revelado este domingo la vicepresidenta del Govern, Joana Ortega.

Mas aprovechó la suspensión de la cumbre económica y social, que debía celebrarse este sábado en el palacio de Pedralbes, para reunir a los miembros del Govern para abordar la difícil situación económica de Catalunya, que Ortega definió de "complicada".

Durante el encuentro, que se prolongó durante toda la mañana, el president les pidió dialogar, además de con las entidades económicas y sociales, con el resto de formaciones políticas y el Ejecutivo de Mariano Rajoy. "Diálogo todo. Renuncias, no", sentenció Ortega, quien añadió que Mas fijó dos "líneas rojas" que el Govern no va a traspasar.

Una de ellas es que, si bien elaborará unos presupuestos "austeros" para este año, la Generalitat no piensa poner en "peligro" el estado del bienestar. Mas también reafirmó su intención de celebrar una consulta soberanista, ya que el derecho a decidir "está apoyado por una amplísima mayoría del Parlament" y el Govern "no va a renunciar" a él.

Mas también quiere que hagan "campaña pedagógica" para concienciar la ciudadanía de la realidad económica de Catalunya, explicando el déficit fiscal que soporta y la deuda "monstruosa" de la Generalitat.

El Govern es consciente de la "delicada" situación así como del "sufrimiento" de miles de catalanes que reclaman respuestas al Ejecutivo, y de ahí que el president les convocara el sábado para dejar claras las líneas que no se van a traspasar, justificó la vicepresidenta.

La diputada socialista Rocío Martínez-Sampere, calificó de "paradójico" que Mas pida diálogo cuando fue «incapaz» de liderar la cumbre. "Parece que el plan B del Govern es en realidad el que ha sido el plan A del PSC", agregó.

La vicepresidenta no dudó en responder a las críticas recibidas por la suspensión de la conferencia socioeconómica. "La cumbre no ha sido posible por el interés más partidista que general", criticó Ortega.