El pacto de Gobierno en Israel está en peligro por divergencias de última hora, a solo dos días de que finalice el plazo para presentarlo al presidente Simón Peres y a pesar del principio de acuerdo alcanzado el miércoles, entre el Likud, el partido del primer ministro Netanyahu, y Yesh Atid y Habait Hayehudí, que habían acudido a las elecciones en coalición.

Tras siete semanas de arduas negociaciones, parecía que Netanyahu había conseguido los apoyos necesarios para la formación del nuevo ejecutivo, tal y como publicó el diario Yediot Aharonot. No obstante, Habait Hayehudí denuncia ahora una vulneración del acuerdo alcanzado la noche del miércoles, por lo que sus representantes no acudieron a la reunión prevista para este mediodía, en el que se habría rubricado el pacto.

Esta vulneración respondería a la intención del primer ministro de no nombrar viceprimeros ministros, un cargo más simbólico que ejecutivo, al experiodista Yair Lapid, líder del centrista Yesh Atid, y a Naftali Benet, del ultraderechista Habait Hayehudí, sus dos principales socios, tal y como declaró a la radio pública israelí un miembro del equipo negociador del Likud, Moshe Leon.

Algunos medios locales atribuyen esta decisión de última hora, citando a "fuentes de Likud Beitenu", a la influyente esposa del primer ministro, Sara Netanyahu, a la que también se le achaca la salida de Benet del equipo asesor de su marido la pasada década y que rechaza ahora que tanto él como Lapid reciban el puesto de viceprimer ministro. No obstante, la portavoz del Likud, Noga Katz, ha asegurado que esta acusación "carece de fundamento".

De esta forma, el desacuerdo pone en peligro la formación de un Gobierno sin representantes del judaísmo ultraortodoxo, una situación que no se produce desde 1977, a excepción de un breve lapso (2003-2005) durante la segunda legislatura de Ariel Sahrón. Y lo que es más preocupante, el sabado concluye el plazo para que Netanyahu presente el nuevo Gobierno a Peres. Un acuerdo que no se firmará durante el shabat, el día sagrado de la semana judía donde no está permitido ningún tipo de trabajo, que comienza el viernes al atardecer y termina el sábado con la salida de las tres primeras estrellas.

No obstante, fuentes de Yesh Atid reconocen que el acuerdo de coalición contempla muchas de sus demandas: reducir el gabinete, elaborar una ley para un reparto equitativo de las cargas con la incorporación de los ultraortodoxos al mundo laboral y el Ejército, la pronta aprobación de un presupuesto, obligatoriedad de materias básicas en todas las escuelas del Estado y promover un cambio del sistema de Gobierno, así como el "regreso inmediato" a las negociaciones de paz con los palestinos.

De alcanzarse finalmente un acuerdo definitivo, el nuevo Gobierno contaría con 21 ministros, ocho menos que los actuales. De ellos, siete serían del Likud; Israel Beitenu, con quien Netanyahu acudió en coalición a las elecciones, tendría cuatro; Yesh Atid se haría con cinco carteras; Habait Hayehudi conseguiría tres y Hatnuá sería titular de dos.

Así, Lapid sería titular de Finanzas, Benet de Economía y Comercio y Livni, del partido Hatnuá, se encargaría de Justicia. Por otro lado, Netanyahu mantendrá la cartera de Exteriores hasta que se aclare el proceso judicial por abuso de confianza y fraude que llevó a Avigdor Lieberman a dimitir de ese cargo.