Condenan a dos hombres a 8 y 12 años de cárcel por asaltar y golpear a dos ancianos en su casa de El Puig

La sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a dos hombres a cumplir 8 y 12 años de prisión por asaltar, amenazar y golpear a dos ancianos, de 81 y 85 años en el momento de los hechos, en su vivienda ubicada en la localidad valenciana de El Puig. Uno de los procesados reconoció los hechos durante el juicio, mientras que el otro los negó y aseguró que no había participado en el asalto.

La sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a dos hombres a cumplir 8 y 12 años de prisión por asaltar, amenazar y golpear a dos ancianos, de 81 y 85 años en el momento de los hechos, en su vivienda ubicada en la localidad valenciana de El Puig. Uno de los procesados reconoció los hechos durante el juicio, mientras que el otro los negó y aseguró que no había participado en el asalto.

En concreto, la Audiencia condena a estos dos hombres, de origen italiano y boliviano, por un delito de robo con violencia y otro delito de lesiones. Las penas varían porque para uno de ellos, el que reconoció los hechos, aprecia la circunstancia atenuante de confesión.

El tribunal ha fijado esta pena al dar por probados los hechos con "convicción", en base al examen de la prueba practicada, en especial, el reconocimiento de los hechos por parte de uno de los acusados, las declaraciones de los testigos y las periciales.

Los hechos tuvieron lugar el 23 de noviembre de 2011, sobre las 16.30 horas, en el chalet de las víctimas, ubicado en la Partida San Alfredo, en el término municipal de El Puig. Uno de los procesados era vecino del matrimonio mayor, por lo que pudo facilitar información a su cómplice.

Ese día, se presentó uno de los procesados, a cara descubierta, ante la puerta de la vivienda del matrimonio, y le indicó al anciano que estaba interesado en la compraventa de naranjas, actividad que éste desarrollaba. Seguidamente, durante la negociación, el procesado gritó "negro, negro" y salió por detrás el otro acusado, con la cara cubierta y portando un cuchillo de grandes dimensiones. El hombre iba tapado porque era el vecino y lo conocían.

Así, los procesados tiraron al anciano al suelo y luego le introdujeron en casa, donde también le dieron patadas. A continuación, le ataron las manos y los pies y le pidieron "la caja" y "el oro". Llegaron a propinarle también hasta tres cortes en una de las orejas porque el anciano negaba la existencia de cualquier caja.

En ese momento apareció en la habitación la mujer del anciano, que cuando vio la escena preguntó: "¿esto es un atraco?", según relató su marido durante el juicio. Seguidamente, le entregó a uno de los procesados el dinero, uno 1.000 euros en billetes, y éste cogió las llaves de su coche, ataron a la mujer, y se fueron.

Cuando se marcharon, los ancianos lograron desatarse y llamar a la Policía. El coche sustraído fue recuperado al día siguiente por uno de los procesados, quien le indicó a la víctima —cuando no sabía que había intervenido en el robo— que había encontrado el vehículo en la localidad valenciana de Rafelbuñol. Como consecuencia de estos hechos, el anciano sufrió un hematoma facial, una herida incisa en el pabellón de la oreja derecha, y fracturas costales de la costilla izquierda.

PRUEBAS

La participación en los hechos de uno de los acusados ha quedado "perfectamente acreditada" con el reconocimiento de los hechos por parte de éste, así como por las huellas dactilares que se encontraron en una mesa de plástico situada en el porche de la entrada donde se apoyó.

Por lo que respecta al segundo acusado, también ha quedado acreditada su participación, en primer lugar, por el reconocimiento de los hechos por parte de su compañero; en segundo lugar, porque los testigos no recordaron haberle visto en la academia de baile, donde él aseguró que estaba en el momento del atraco; y, en tercer lugar, por el registro de llamadas, que indica que los procesados se realizaron varias llamadas entre ambos el día de los hechos, mientras estaban en la zona en la que se encontraba la vivienda de las víctimas.

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