50 vascas toman al día la píldora poscoital, 37 más que en 2001

En Euskadi se administraron 18.462 pastillas en 2005 para evitar embarazos cuando no se usa  condón o se rompe. La demanda se dispara en fin de semana, aunque cuesta encontrar la píldora.
Cada día una media de 50 vascas toma la píldora del día después para prevenir el embarazo tras mantener relaciones sexuales completas sin anticonceptivo o para cuando éste falla (roturas del condón...). En 2005 se administraron 18.462 dosis, el cuádruple que en 2001, cuando el consumo medio era de 37 pastillas menos al día. Ese año se repartieron 5.069 dosis. Una mujer que requiera este medicamento necesita una receta médica y tomar la pastilla en las 72 horas siguientes al encuentro sexual. Dos requisitos que traen problemas. Los fines de semana, momento en el que se dispara la demanda de la píldora, sólo funcionan las urgencias hospitalarias.

En algunas de ellas, como por ejemplo Cruces, tienen por norma no atender estos casos. «Vaya a su ambulatorio el lunes», le responden a la chica que la pide el viernes de madrugada. Aquí llega el problema: «la eficacia de la píldora depende de la inmediatez», explica el ginecólogo Roberto Lertxundi. Según sus datos, si se toma en las primeras 24 horas sólo hay una posibilidad entre 200 de que haya embarazo. En 48 horas el riesgo sube a cinco entre 200, y a partir de las 72 horas llega hasta diez.

En Euskadi hay una traba más. Aquí la chica debe coger la receta e ir a una farmacia a comprar la pastilla, que tiene un precio de 19,17 euros. En comunidades como Andalucía, Navarra o Baleares, es el mismo médico que receta la píldora quien la entrega gratis.

Estos obstáculos aumentan el riesgo de embarazos indeseados, razón por la que Lertxundi aboga por la libre dispensación del medicamento. «Cosa que hacen países tan conservadores como EE UU», indica. Como es de esperar, el ginecólogo explica que la mayoría de mujeres que demandan la píldora son jóvenes. En Euskadi hubo 2.305 abortos en el año 2004.

El peligro de la bomba hormonal

La píldora es una bomba hormonal que impide el encuentro entre el espermatozoide y el óvulo. Las mujeres que la toman no sufren efectos secundarios o simplemente los tienen muy débiles, pero los expertos alertan del riesgo impredecible de un uso reiterado. Los ginecólogos reticentes a liberalizar la administración de la pastilla alegan que esto podría auspiciar el uso del medicamento como un anticonceptivo habitual, en lugar de como una medida de excepción para casos de emergencia.

«La dispensación de la píldora debe ser libre y gratuita. Poniendo trabas sólo aumenta el riesgo de embarazos indeseados»

Roberto Lertxundi. Ginecólogo de la Clínica Euskalduna de Bilbao.

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