Ultrasonidos y halcones para echar a los estorninos

Llenan las aceras de excrementos y las plazas donde anidan huelen que apestan. Han llegado por miles y se esperan más cuando haga más frío.
Estorninos, en una foto de archivo.
Estorninos, en una foto de archivo.
Estorninos, en una foto de archivo.
Los estorninos pintos han vuelto a Valladolid, y con ellos sus excrementos, los olores que desprenden y el ruido ensordecedor que hacen los miles de estos pequeños pájaros (se calcula que ya son cerca de 20.000).Para frenar sus molestias, a partir de la semana que viene el Ayuntamiento va a poner en marcha un plan de choque. Ha contratado a una empresa que perseguirá con ultrasonidos y halcones a los pájaros hasta que dejen la ciudad. Cuesta unos 10.000 euros.

«Ya lo han aplicado en otras ciudades como A Coruña, Salamanca... y allí ha funcionado», explicaron fuentes municipales, quienes precisaron que los seguirán hasta  que nos dejen en paz.

Otros biólogos son más escépticos con esta solución. «Lo único que pueden hacer es que cambien de sitio, pero no se irán de la ciudad», opina José Antonio García, Grupo Ornitológico Alauda.

¿Dónde duermen?

Los estorninos pintos anidan en cinco zonas de la ciudad: las plazas de la Trinidad (iglesia de San Nicolás), la Universidad y San Pablo, el Prado de la Magdalena o el Campo Grande.

Estas pequeñas aves emigran desde el norte de Europa, donde pasan los veranos, hacia el sur. Sus asentamientos masivos en Valladolid se remontan sólo a cuatro o cinco años atrás. Para ahuyentarlos, podaban los plátanos donde anidan antes, pero no funcionó.

El ataque estornino

Por las mañanas: Dejan los nidos entre las 8 y 8.20 h.

De día: Pasan las horas de luz en el campo.

Por las tardes: Entran en los dormideros entre las 17.50 y las 18.10 h. Primero se posan en las antenas y luego bajan a los árboles.

Vendrán más: Cuando haga más frío en el norte de Europa.

Milagros. Es quiosquera de la plaza de la Trinidad y los sufre a diario. «Lo peor es el olor tan horrible que hay en la calle. Hacia las ocho de la mañana se ve el cielo negro. Con tanto ruido te vuelves tarumba».

Marimar. Vecina de la plaza de la Trinidad, que va con su hijo. «Es raro que pases por aquí y no te caiga algo (excremento del estornino) y el olor es inaguantable. Hay que tener más cuidado con el niño».

Mariano. Vive cerca de la plaza de la Trinidad. «Los olores son bastantes desagradables en la plaza desde hace un mes, que llegaron. Si se proponen quitarlos, que también hagan algo con las palomas».

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