El "emotivo" hiperrealismo de los dibujos a lápiz de Kelvin Okafor

  • El artista londinense de origen nigeriano es capaz de trabajar en sesiones de 10 a 15 horas y tarda entre 80 y 100 en elaborar cada obra.
  • Escapa de la simple reproducción y busca mimetizarse con la expresión del retratado, capturar el gesto decisivo.
  • Siempre vio en el lápiz un "humilde instrumento" que sin embargo podía incluso "crear la ilusión del color".
No se aprecia el trazo del lápiz, no hay líneas dubitativas ni sombras artificiales. Las obras que Okafor realiza sobre papel son de una asombrosa nitidez
No se aprecia el trazo del lápiz, no hay líneas dubitativas ni sombras artificiales. Las obras que Okafor realiza sobre papel son de una asombrosa nitidez
Kelvin Okafor
No se aprecia el trazo del lápiz, no hay líneas dubitativas ni sombras artificiales. Las obras que Okafor realiza sobre papel son de una asombrosa nitidez

El británico Kelvin Okafor (Londres, 1985) puede examinar la fotografía de un rostro durante días, perderse en "los pensamientos y los sentimientos que una expresión comunica" para mimetizarse con ese gesto decisivo, capturado por la lente de una cámara, que aunque sólo representa una imagen de la persona también es la persona.

No se aprecia el trazo del lápiz, no hay líneas dubitativas ni sombras artificiales. Las obras que el artista realiza sobre papel son de una asombrosa nitidez y no se limitan a la reproducción mecánica de un motivo, sino que dentro del hiperrealismo capturan la expresión integral del personaje visto a través de una mirada propia.

Recién licenciado en Bellas Artes por la universidad londinense de Middlesex y aún asombrado de la buena recepción que tienen sus trabajos, —que ya se venden por 10.000 libras (11.600 euros)—, Okafor sigue viviendo con su familia en el norte del humilde barrio de Tottenham, donde creció. La zona tiene la mayor tasa de desempleo de la capital y fue el escenario inicial de los disturbios del Reino Unido de 2011.

Beyoncé, Rihanna, Elizabeth Taylor...

Desde pequeño vio en los lápices un sorprendentemente "humilde instrumento, que con sólo la sombra de la mina podía crear tonos y texturas, casi la ilusión del color". Educado por sus padres —de origen nigeriano— en la importancia de trabajar duro, con una economía familiar ajustada, el artista pasó la adolescencia abstraído en el dibujo y desarrolló la "paciencia y disciplina" que ahora le permiten aguantar con facilidad largas sesiones de trabajo separadas por media hora de descanso.

Reconoce que puede dibujar entre 10 y 15 horas al día y para completar cada retrato necesita entre 80 y 100. Comienza siempre por los ojos y hasta que no termina con ellos no extiende su ansia por el detalle al resto de la cara.

Aunque acepta encargos y puede dibujar del natural, prefiere la tranquilidad de la fotografía y se inclina por los retratos de personajes famosos como Beyoncé, Rihanna, Elizabeth Taylor, Isabel II y Teresa de Calcuta, una decisión práctica: "el público los identifica y es capaz de valorar la exactitud del dibujo".

Okafor describe su arte como "emotivo" y su objetivo es interpretar lo que cada individuo desea comunicar con su lenguaje externo: "Cada ser humano es único y tiene una historia que contar. La expresión de nuestra cara y nuestro cuerpo dejan traslucir el carácter que hemos desarrollado  a partir de nuestras experiencias. Aspiro a capturar y retratar eso en mis dibujos".

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