¿Qué ocurre en nuestras aulas?

  • La violencia en las aulas es uno de los problemas que más preocupa a la sociedad, ya que en las escuelas se decide en gran parte el futuro de los jóvenes.
  • Representantes de padres, alumnos, profesores, psicólogos y autoridades del Ministerio de Educación debaten para 20 minutos sobre los actos de violencia en las clases.
De izq. a der.: José Luis Calvo, Mar Ferrer, Pedro Uruñuela, Rodrigo Pereira, Araceli Oñate, Mercedes Díaz, José Ramón Molinero y Sara Torres.
De izq. a der.: José Luis Calvo, Mar Ferrer, Pedro Uruñuela, Rodrigo Pereira, Araceli Oñate, Mercedes Díaz, José Ramón Molinero y Sara Torres.
Sergio Gonzáles
De izq. a der.: José Luis Calvo, Mar Ferrer, Pedro Uruñuela, Rodrigo Pereira, Araceli Oñate, Mercedes Díaz, José Ramón Molinero y Sara Torres.
Participantes:
  • José Luis Calvo. 17 años. Alumno del instituto Villa de Vallecas de Madrid.
  • Mar Ferrer. Profesora del Villa de Vallecas.
  • Pedro Uruñuela. Subdirector general de Educación.
  • Rodrigo Pereira. 15 años, alumno del Villa de Vallecas.
  • Araceli Oñate. Psicóloga y directora del informe Cisneros VII y X sobre violencia escolar.
  • Mercedes Díaz. Vicepres. de la Confederación de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa).
  • José Ramón Molinero. Jefe de estudios del Villa de Vallecas.
  • Sara Torres. 17 años, mediadora en instituto Villa de Vallecas: "Hay muchos alumnos que van al instituto para molestar a los demás, no les interesa estudiar".
20 minutos.es ha organizado un encuentro en la sede del diario entre diferentes personas del ámbito de la educación para construir un diálogo positivo y encontrar soluciones a este problema.

El primer paso es saber si la violencia escolar existe o si, por el contrario, se está creando una falsa alarma social.

Sara Torres y José Luis Calvo reconocen que en su instituto, desgraciadamente, sí que hay agresiones: "Hay muchos alumnos que van al instituto para molestar a los demás, no les interesa estudiar".

Mercedes Díaz interviene y asegura: "En realidad, no hay tantos problemas, porque siempre son los mismos niños. Comportamientos violentos han existido siempre, sólo que ahora hay más conciencia social".

Pedro Uruñuela subraya: "Hay que distinguir entre los centros, las comunidades y los estudiantes", aunque Araceli Oñate insiste en que "algo ocurre" cuando el 73% de los profesores reconocen el factor estresante de estos actos y más del 80%, que a diario se plantean conflictos.

"Es una profesión con mucho estrés", dice J. Ramón Molinero.

Rodrigo Pereira era un chico conflictivo.

Cuando entró en el colegio sufrió humillaciones por parte de otros niños por ser extranjero. "Al final me acabé cansando y yo mismo me enfrenté a los otros porque tenía que defenderme", dice.

J. Ramón Molinero le da razón, y recuerda que en su centro tienen un grupo de profesores que orientan a los niños y "que deberían estar en su mayoría en primaria para atajar el problema de raíz".

Rodrigo y Sara asienten: "Mi sobrino está en primaria. Lo ve y sufre. Es ahí donde hay que empezar a trabajar", dice Roberto.

Para Araceli Oñate, el comportamiento del niño violento es "el de aquel que ha aprendido que su actitud es rentable y la está practicando desde que entró en el colegio".

La atención a los alumnos es fundamental

"En los últimos años hemos hecho muchísmo por mejorar la salud de nuestro instituto (Villa de Vallecas de Madrid). Nos hemos centrado en la gran diversidad de alumnos y les hemos mostrado nuestro apoyo a través de tutores. Las soluciones se han notado", afirma José Ramón.

"Es un ejemplo para todos. Todos los institutos deberían tener un centro de orientación", responde la psicóloga.

Autoridad y educación.

Otra clave la señala Mar Ferrer: "Los padres han delegado sus labores y ahora los profesores ya no sólo deben enseñar, sino incluso educarlos".

La autoridad también la han perdido.

"Se ha pasado de las collejas del profesor a la pérdida total de autoridad de los educadores", indica José Luis, a lo que Rodrigo añade: "En mi país (Bolivia) es impensable que un alumno responda a un profesor, y en España pasa muy a menudo. Los profesores deben hacerse respetar y no ponerse a su nivel".

Para devolver la batuta de mando a los profesores, Pedro Uruñuela explica: "La autoridad es prestigio y formación; estamos dispuestos a escuchar para mejorar la preparación del profesorado y reforzar su estatus personal. No es posible educar a los alumnos cuando se los expulsa del centro. Se debe seguir trabajando con ellos, pero, sobre todo, tolerancia cero con la violencia".

Mercedes Díaz lo apoya y afirma: "Los profesores tienen que recibir una formación específica en la universidad".

Otra solución sería sancionar, asegura José Luis Calvo, que sufrió el hostigamiento en primera persona y supo sobrevivir a él: "Lo que no se puede permitir es que se haga una analogía entre acosador y acosado. Tiene que haber sanciones para los violentos, en lugar de protegerlos".

Pedro Uruñuela interviene para puntualizar: "Desde el Ministerio de Educación queremos centrarnos en vivir la convivencia en positivo. Las sanciones deben ser educativas y más eficaces y se debe dar capacidad a los directores de los centros para que puedan aplicar sanciones y hacer que el alumno cambie".

Hay que apoyarlos, dice Mercedes, "si no, no dejará de ser agresor".

"Mediadores como Sara son positivos para prevenir, pero lo más importante es detenerlo de inmediato", indica Araceli Oñate.

¿Son positivas las sanciones con castigo de cárcel y policías en las aulas? Todos lo rechazan para atajar el problema de forma generalizada.

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