Una llamada ficticia de uno de los niños al 080 alertaba a los bomberos de un posible incendio. Siete minutos más tarde, las fingidas víctimas ya habían sido evacuadas y disfrutaban del despliegue de coches de bomberos, ambulancias, policías locales y efectivos de Protección Civil desde la plaza Ruperto Chapí.
Participaron 20 bomberos y algunos de ellos realizaron un rescate de película: por la ventana de la planta de arriba bajaron a un ‘herido’ en camilla y en tirolina. Utilizaron dos escaleras (de 18 y 30 metros) y arrancaron el aplauso de casi el millar de niños que les sonreían y chocaban las manos como si fueran héroes.
Natalia Puig Martínez, de 12 años, participó en la evacuación: «A mí me ha gustado mucho, nos han enseñado a estar tranquilos, a no tener miedo y a que no juguemos con cerillas ni mecheros». A juzgar por sus rostros, no lo olvidarán.
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