Este año, piñones a puñados

Ha comenzado la campaña de recogida, que durará hasta abril. Dicen que será la mejor de los últimos 20 años en Valladolid, la cuna del piñón. Las máquinas han aligerado el trabajo.
La máquina hace vibrar el árbol y las piñas caen al suelo. (Fernando Blanco).
La máquina hace vibrar el árbol y las piñas caen al suelo. (Fernando Blanco).
La máquina hace vibrar el árbol y las piñas caen al suelo. (Fernando Blanco).
No son tan conocidos como los vendimiadores o los recogedores de fresa, pero la mayoría de los piñeros de España viven aquí, en Valladolid. Acaba de comenzar una nueva campaña de recogida de piñas, y las previsiones dicen que será la mejor de los últimos 20 años.«Hemos empezado este fin de semana y acabaremos allá por el mes de abril», dice José María Sanz, que lleva en este negocio desde que tenía 15 años, hace ya 27. «Sí, si ya nos hemos ganado la jubilación», matiza Luis Muñoz, que también comenzó en la recogida de piñas cuando sólo era un adolescente.

Desde entonces, todo «se ha modernizado» y mecanizado mucho. «Ahora, con la máquina, es infinitamente más rápido. Hasta hace dos años teníamos que subirnos al tronco y, con una pértiga de tres metros, tirar, una a una, las piñas. Tardábamos 15 minutos por árbol», explica Luis. Mientras, su hermano Eduardo maneja el tractor, al que le han añadido una especie de tenaza gigante que agarra el árbol por el tronco. Una fuerte vibración de tres segundos, que se siente a varios metros, hace el resto y las piñas maduras caen.

«Ahí es donde entramos nosotros», comenta José María. «Hay que agacharse y recoger, aunque es mejor que duelan un poco los riñones. Antes subirse al árbol era más arriesgado», subraya. «Bueno, aún nos subimos, porque hay veces que la máquina no puede, cuando las ramas son muy gordas», añade Luis.

Mientras, Celes y Candi, los otros miembros de la cuadrilla de Pedrajas de San Esteban, cogen la cestilla y la van llevando hasta el camión para transportarla.

Ya no hay que pelarlos

La recogida de la piña dura casi seis meses, pero el proceso es mucho más largo. Luego se almacenan en una nave donde les da el aire y a finales de junio se esparcen en la eras para que les dé el sol. Cuando se secan, se abren solas y el piñón se separa. Es el momento de llevarlos al molino para que una máquina los casque y los deje listos y pelados para empaquetar. El resto de la piña se quema y se transforma en combustible. «Es una de las primeras biomasas que existen», explican.

Un año récord

6 veces por encima de la media de los últimos 20 años esperan que esté la producción esta campaña.

55 céntimos ganan por un kilo de piñas.

60 empresas se dedican a comercializar el piñón.

54.083 hectáreas de pino piñonero hay en Valladolid.

3 años tarda en madurar una piña desde que sale en el árbol. Las de la primera añada son como una uña; las de la segunda, como una nuez, y las de la tercera, las que se cogen.

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