Más de un centenar de personas se han manifestado este jueves frente a la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra en defensa de los servicios públicos y contra los recortes pese a la intensa lluvia, convocado por la Plataforma en Defensa dos Servizos Públicos.

Entre los asistentes, se encontraban representantes de la junta de personal del ámbito sanitario de O Salnés, con una pancarta contra la privatización, mientras que los sindicatos CIG, CC.OO., UGT y CSI-CSIF, —cuyas banderas lucían crespones negros— portaban también otra pancarta en defensa de los servicios públicos y contra los recortes.

Al margen de ello, numerosos cargos del BNG, con su portavoz nacional, Guillerme Vázquez, a la cabeza, respaldaron estas reivindicaciones.

En declaraciones a los medios, Vázquez ha proclamado la "defensa a ultranza" de los servicios públicos por parte del Bloque frente al "cambio de modelo social" que ha atribuido al PP, "empeñado en destruir y liquidar" el actual sistema.

"interesa a la población en general"

Se trata de una causa que "interesa a funcionarios y a la población en general", ha añadido el líder nacionalista, para ratificar que la formación frentista ha convertido en su "caballo de batalla".

Como ejemplos de ello ha puesto la educación y la sanidad pública, a la que se ha referido como la "única" vía para que la población pueda acceder a un servicio "de calidad e igual para todos, no como en Estados Unidos".

Finalmente, el dirigente nacionalista ha alertado sobre la "guerra de modelos" que se está dando entre "lo público que construimos entre todos, frente al modelo de lucro y privilegios que defiende el PP".

"un negocio"

A la concentración también ha acudido el diputado por Pontevedra de Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), Juan Fajardo, quien ha acusado al PP de pretender "convertir en un negocio" el sistema público de servicios con un "ataque" que ha considerado "definitivo".

Por ello, ha hecho un "llamamiento" a la sociedad "para que se rebele contra la destrucción del sector público", de manera que, con la "rebelión social", se pueda frenar lo que considera un problema "ya no sectorial, sino colectivo".